martes, 4 de marzo de 2014

For every door that opens up...

 Cuando mi abuela me llama para desearme un buen primer día en mi nuevo trabajo y regalarme la idea de que alguien allá afuera va a estar rezando un rosario por mi, no puedo evitar sentir ternura y seguridad.
 La seguridad dura poco cuando ante mi "Gracias B, mañana te cuento", su respuesta es "Bueno, hay que esperar, vas a encontrar a alguien. Las mujeres tenemos mucho tiempo para esperar", porque entonces me doy cuenta de que mi abuela y yo estamos circulando por distintos monólogos. 
 Y es que A) No estoy esperando a nadie y B) Menos mal que no hay nada que me preocupe menos que el reloj biológico o mi abuela estaría mandándome al muere.
 Sea como sea, este blog empezó con una especie de tinte astrológico y aquí estoy otra vez en el punto donde empecé. Porque un año más tarde donde todo terminó, vuelvo al punto de inicio. Misma oportunidad laboral, similar viaje en puerta. Y, por alguna razón, mi abuela sigue pensando que lo que espero es el amor.
 Bueno, yo no espero el amor. Espero capitalizar lo que dejé pasar por pensar que bastaba con amor. 
 ¿Por qué las abuelas están empecinadas en ubicarnos cual relato de Jane Austen? ¿Es porque cuando tenés 90 años lo único de lo que te acordás son las historias de amor? ¿Es porque no les gustaba su trabajo o no viajaron por el mundo? ¿Es para tener de qué alardear con las otras abuelas?
 Es ilógico que nuestras conversaciones se desenvuelvan en un trasfondo de sollozos que no me pertenecen donde tengo que convencer a alguien más de que está todo bien. Porque la realidad es que estar bien empieza por uno. Y la otra realidad, que iría en un apéndice si este blog me lo permitiera, es que el mundo está lleno de opciones pedorras si vamos a elegir al azar. 
 A veces me pregunto por qué es tan difícil ver más allá de los clisés de "Happily ever after". Y no creo que el amor sea animal, creo que es bien cultural...pero a veces lo equiparamos con ese ritual natural de apareamiento donde es la única meta. NINGUNO de los personajes de Disney trabaja o tiene sueños más allá de encontrarse entre sí. Y en ese mundo viven las abuelas.
 Pero dejenme decirles algo: Cuando yo tenga 90 años, voy a seguir vistiéndome con estilo y no voy a preguntarle a la juventud por qué no tienen parejas. Voy a decirles que recorran el mundo y estudien, mientras tomo mi té verde en Recoleta con el caniche toy de turno que me acompañe.
 Sea como sea, hay que dar gracias por grandma...si no existiera sería un poquito narcisita (Bueno, un poquito más).
 Entonces recapitulo: pasó casi un año y este blog sigue en pie. Es un poco contradictorio porque empezó y sigue gracias a la montaña rusa emocional del día a día. Se alimenta de mis historias y de las historias de mis amigos. 
 Y, si tengo ganas, va a seguir eternamente "for every door that opens up, when another has to close".


Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...