domingo, 28 de julio de 2013

Right kind of wrong.

 Caminar sobre una estructura implica que todo tenga su lugar. Mi placard es simbólico de mi cabeza, pero últimamente está algo desordenado y empiezo a preguntarme si eso es bueno o malo.
 Mis defensas se tensan cuando aparece gente que atenta contra mi estructura. Me desconcierta y me fascina a la vez el caos ajeno. Esas personas que no se aferran a nada, que no tienen un lugar para cada cosa y no necesitan analizar cada paso.
 Y es que en mis ojos eso está mal. No tendría que fascinarme con el desorden ajeno porque sé que eso solo puede significarme problemas.
 ¿Cómo manejar a una persona donde 1+1 no es igual a 2, y la B no le sigue a la A? Es como querer usar dorado con plateado o plumas con piel. Es como intentar ver la serie coreana sin subtítulos.
 Creo que por primera vez en esta historia quiero mantener las cosas simples. No quiero definir cada paso, no quiero firmar papeles o prometer absolutamente nada. 
 Seguramente esta sea una apuesta donde voy a perder, por el simple hecho de estar sujeta a un Superyó bastante similar a Skeletor. Pero siento que es hora de desarmarme para poder encontrar algo nuevo.
 El jueves tengo una cita con "Coyote Ugly" y un "Los árboles", para poder reflexionar sobre las exigencias de la vida con una de las personas que está más cerca de mi cabeza.
 Amo esa película porque, más allá de las super canciones de Leanne Rimes, me recuerda la importancia de dejar atrás las cosas que dan miedo. No me malinterpreten, no aspiro a ser bartender de una cantina de segunda, aunque no voy a negar que sería divertido el acceso libre a shots de tequila y bailes en la barra.
 Tal vez sea hora de dejar atrás las opciones de "Sí" o "No", porque últimamente estoy un poco más cerca del "No sé". Y tal vez haya sido injusta con muchas reflexiones, porque empiezo a darme cuenta de que lo que tenía claro era un plan que me daba seguridad.
 "No sé". No sé un montón de cosas. Y "puede ser". Pueden ser un montón de cosas. 
 No sé a dónde me voy a ir de vacaciones, no sé con quién y no sé cuándo. No sé qué me voy a poner esta semana, no tengo ni idea de lo que quiero hacer cada día y tampoco sé por qué hago tantos planes. No sé si el rojo está o no en mi paleta de colores, no sé si manejo rápido o si mi nariz tiene el tamaño que queda bien con los Aviator. No sé si el mes que viene me va a divertir lo mismo que este mes; si me cansó el flequillo o si es hora de cambiar los cuadros.
 No sé si me casaría con Justin Timberlake, no sé si mi computadora tiene o no virus, no sé cambiar un cuerito y tampoco cómo cambiar un foco de luz. No sé cuál es mi tipo o cuál no lo es, qué tipo de libro comprar para matar el tiempo o qué fue de la vida de Aaron Carter.
 Puede ser que me vaya a Nueva York, California o París. Puede ser que use vestidos y ponga el gorro de lana al fondo del placard. Tal vez cambie mis planes, cambie mi menú y no diga tanto que "no". Puede ser que deje de criticar todo, que mezcle plateado y dorado y aprenda a tolerar lo incombinable. Puede ser que acepte los grises y acepte que a veces alguien no sepa qué o por qué.
 Y entonces podría ser también que deje de preguntarme: Should I wanna spend my time with you? y acepte que "You are the right kind of wrong".



jueves, 18 de julio de 2013

Haven´t you heard that I´m gonna be OK?

 Últimamente tengo muchas preguntas. ¿Por qué me compré esa pollera que no estrené? ¿Por qué no consigo un abrigo para estrenar la pollera más incombinable del mundo? ¿Qué fue de la vida de Twiggy? y ¿ Cómo empezó el Big Bang?
 Bueno, lo del Big Bang es mentira, pero quería agregar una pregunta intelectual. Lo que sí me pregunto una y otra vez es lo siguiente: ¿Por qué ese instinto femenino arcaico de responder a la cara de perro mojado?
 En una reflexión poco profunda me dí cuenta que son pocas las canciones de hombres hablando de resentimiento o dificultades para cerrar ciclos. Si prestan atención, siempre son síntesis de reflexiones tardías y cara de pobrecitos.
 "When I was your man" de Bruno Mars es un claro ejemplo. "Tendría que haberte comprado flores y sostener tu mano, blablabla, sé que es muy tarde, sos super, espero que él te compre flores, que te sostenga la mano, te dé todas sus horas cuando tenga la chance...Que haga todo lo que yo tendría que haber hecho cuando era tu hombre".
 Me pregunto el por qué de la necesidad de expresar eso. Porque si honestamente uno pensara que es muy tarde, se lo guardaría para su pseudoterapia personal. Pero en realidad Bruno es un manipulador al piano.
 ¿Por qué el mundo no ve que a veces hay reflexiones que se pueden hacer desde la escena misma? Después puede ser too little, too late.
 Creo que la propaganda del Alto Palermo es coherente con la analogía de las escobas nuevas que siempre barren bien. Opino que nos deben derecho de autor a unas cuantas personas y también siento que es el correlato a estos hombres que encarna Bruno Mars.
 Sea como sea, no estoy tan segura de que la propaganda de uno de mis tantos hogares refleje toda la realidad. Es verdad que en el mundo de los "Ex" queremos brillar más que nunca. Pero también es verdad que no necesitamos esforzarnos para hacerlo. No necesitamos ropa nueva, brushing o señalar los kilos de más del otro.
 Es la sensación de que algo no estuvo bien, lo que hace que emerjamos como diosas en ciertos reencuentros. Igual hacer una visita por el Alto nunca está de más.
 Para las que tengan que enfrentarse a reencuentros les recomiendo:
1. Sean casuales, no se distraigan con lentejuelas.
2. Inyecten Taylor Swift en sus venas.
3. Coman un muffin de doble chocolate.
4. Sepan a qué y por qué van. Recuerden que estos son chocolates Milka con poco poder introspectivo de los que solo queda el papel.
5. SEPAN A QUÉ VAN TIMES 2.

 Les presto una frase: If it´s over let it go, come tomorrow it will seem SO YESTERDAY.

domingo, 14 de julio de 2013

Sunday morning...

 Creía poder lidiar con los Domingos mientras hubiera Sol, pero este Domingo es especialmente bizarro. Como no tengo ganas de afrontar las cosas que aportan extrañeza a este día, decidí agregarle un elemento que desvíe mi atención totalmente del resto de los factores que me acechan.
 ¿Entonces? Prendí Netflix y puse una especie de Gossip Girl coreana. Sí, coreana. Y entonces me dí cuenta de algo: Soy multitask; suelo ver tele, redactar posts y ver mi horóscopo a la vez. Pero mi falta total de fluidez en el idioma coreano anula mi capacidad de poder hacer tres cosas en simultáneo.
 Ver una serie coreana es como entrar a the twilight zone o a una fiesta donde todos los invitados fueron clonados del anfitrión. No creo poder soportar más de medio capítulo de adolescentes de ojos rasgados con peinados emos y tinturas baratas saltando por el aire mientras el director congela la imagen y hacen el símbolo de "peace out" Pero voy a concederles esto: Sus outfits son muy inspiradores y la simple idea de pensar que los pagaron 50 centavos de dolar en la meca de la industria textil, me genera envidia de la mala. 
 El coreano es un idioma muy difícil, creo que me va a tocar afrontar la realidad.
 Les conté que el viernes tenía una cita más que importante. No empezó con el creeper derecho.Como siempre, llegué temprano, impoluta y drenada de ideas. Suele ser mi estado pre-sesión, donde todo lo que quería contar desaparece. Me atendió 15 minutos tarde una persona demasiado joven para considerarla sabia a lo "Yoda style", con un atuendo altamente cuestionable y...No, no hay "y", el outfit de capa sobre capa de ropa me desorientó un poco. 
 Sé que en mi mirada previa a hacerme la buena pudo ver que no me gusta esperar y que mi mayor deseo en ese momento era concentrarme en algo distinto a la falta de combinación de colores de su primera elección del día. Así  y todo no puedo acordarme exactamente qué se había puesto. Solamente puedo acordarme su cara de sorpresa frente a mi relato de "Elige tu propia aventura" y sorprenderme con  los cabos que ató en 1 hora de conocernos.
 Es increíble lo que puede generarse en un vinculo de a dos. A veces el otro lee lo que nosotros solos no vemos, y eso para mí es increíble. Un valor agregado que no viaja en mails o what`s up, sino en la voz y en la posibilidad de expresarse sin pase libre para borrar palabras o cortar y copiar frases.
 "Sos una persona muy armada, contenida y toda combinada". Lo de combinada lo tomé como un elogio, es un don. Lo de armada como una necesidad funcional. Sobre lo de contenida le dije: "Esto no va a ser fácil". Y entonces le devolví los pañuelos que me prestó pensando que en la parte más oscura de la historia me iba a quebrar, agarré mi cartera y su consultorio conoció el sonido de zapatos diferentes a las chinitas que se usaban en el 2001.
 Mis viernes me van a dar paz. Nunca se sabe, pero tal vez de este intercambio semanal yo ceda algo de mis defensas y ella gane algo así como el poder de conocer su paleta de colores y abandonar la lycra. Sea como sea, la quiero. Pero tengo que acordarme de mi facilidad de trucar la transferencia positiva por la negativa en minutos. Ahí veremos si es Freud schooled o más Arjona (Puro blá).
 Sunday morning mails are falling. Caen mails y empiezan las liquidaciones. Es gracioso cómo algo que deseábamos con todo el corazón en plena temporada, pierde su valor de objeto deseado cuando entra en la barata de fin de estación.




miércoles, 10 de julio de 2013

Es tan fácil volverse loco...

 La lluvia no tendría que existir, el mundo tendría que hidratarse de otra forma. Siento que culturalmente nos des-preparamos para la lluvia. 
 Cuando era chica en días como estos no iba al colegio; tampoco iba a la facultad, salvo que hubiera parcial. Me costó mucho crecer a la altura de las responsabilidades que no dan día libre en fechas lluviosas.
 Siento que los días de lluvia desestabilizan el mundo. Siento que la lluvia juega con nuestras cabezas. Por ejemplo el viernes. Claramente había humedad en el aire, a tal punto de que la piel se mojaba, pero no había gotas visibles de nubes decantando. Todos nos mirábamos esperando que el primero abriera el paraguas, pero a la vez nos preguntábamos internamente si había empezado algún tipo de locura colectiva. ¿No llovía? Claramente llovía sin caer agua.
 En las películas nunca faltan las escenas románticas de besos bajo la lluvia. Lo que les falta a esas escenas es la imagen del mundo alrededor poco preparado para el uso de paraguas.
 Hoy casi pierdo los dos ojos y una costilla por gente que abre el paraguas y no lo sabe usar. Esa gente que va por abajo de los techitos o que se esconde abajo de ese manto protector como si fuera un hongo que los aísla del mundo circundante.
 Pero el viernes llovía sin llover. Y yo me alegré. Me alegré de que hubiera una realidad tangible a la cual atribuirle la sensación de locura que surge de las incongruencias que uno experimenta. Poder poner en palabras algo, sublimando en una analogía real lo que uno siente. Llueve, sin llover.
 Cuento los minutos para el viernes a las 20 Hs. Me pregunto cómo quiero presentarme a mí misma. ¿Jeans rotos y maxi sweater con suecos o intento de outfit formal chic? ¿Pelo suelto, vincha o colita de caballo tirante?
Me pregunto qué decirle a una persona que dice querer conocerme. Lo que quiero hacer es saltar en el diván y ahorrarme 21 años de historia, prestarle mi cabeza para que reordene las partes y dormir la siesta. Algo así como ese caldero donde Dumbledore se saca los pensamientos en Harry Potter. 
 Bueno, eso es imposible. Aparentemente el camino de la terapia tiene que ver con un Sujeto que se hace cargo de lo que le pasa, una participación responsable en lo propio. Entonces pensé algunas frases: "Estoy tocando fondo", "No veo gente muerta, pero creo que después del chico de 6° sentido soy la persona que más necesita esta sesión hoy", "No me entra más ropa en el placard", "Me paso del borde cuando me pinto las uñas", "Llegué al punto donde escucho canciones de Kalimba y Justin Bieber".
 Cuando alguien te dice: "Quiero conocerte y saber qué te pasa", es una frase tan amplia que uno termina exhausto cuando termina de darle la primera vuelta. 
 Pero a la vez, cuando alguien te quiere conocer; apunta a que quiere saber cómo uno está implicado en su propia vida. Porque honestamente en este camino hice muchas preguntas al vacío, y ahora voy a exponerme a las preguntas que tendría que haberme estado haciendo a mi misma.
 Llueve, y atrás del frizz de mi pelo siento regocijo. Porque puedo echarle la culpa a la lluvia de un par de cosas que me molestan. De todas formas no voy a negar que este día sería mucho mejor con un par de Hunter...Así que para sobrevivir hasta el viernes, voy a ir por ese upgrade del rainy day.
 Llovió sin llover, como cuando otro está sin estar. Es muy fácil volverse loco así.

lunes, 8 de julio de 2013

Darling I´d still catch a grenade for you...

 A veces el mundo alrededor tiene expectativas en nosotras que se dejan leer a través de frases pintadas de apoyo moral y admiración por nuestras posiciones intransigentes. Ese orgullo ajeno puede caer con una sola actitud donde demostramos ser humanas.
 Hace un mes y dos semanas me autoconvencí de que era la mujer más parecida a Iron Man. Y es que crecí pensando que regenerarse es igual a superar en microsegundos los tropezones, y ahora veo que voy a necesitar más que un par de shopping sprees. Tal vez tendría que cambiar los shocks de keratina por un desfibrilador que me tire una descarga eléctrica directo al corazón.
 Tres días en cama, auriculares fucsia, dos jeans, una remera, un collar, dos pantalones, tres sweaters, un blazer, cuatro vinchas, una pollera, dos can cans y un gorro. Pensé que tenía la fórmula para el éxito, pero solo encontré el camino a la negación.
 En 27 años nunca tuve problemas de sueño, soy lo más parecido a Aurora de "La bella durmiente", no hay horarios que me restrinjan y no necesité nunca gastar energía para descansar non-stop. He dormido la siesta en toallas tiradas en el piso después de noches costeras, en el subte, colectivo y cualquier cosa que me separe del suelo.
 Mi reloj interno marca cuarenta y cuatro días de siete horas de dormir sin dormir. Son las incongruencias de la vida. "Dormir sin dormir", nunca lo habría pensado. 
 Entonces empiezo a preguntarme por qué no podemos dormir a veces. Y la lógica que conservo le pregunta al círculo que vive en mi cabeza si no será porque estuve pensando sin pensar.
 Me quejo de las utopías de las películas donde Sarah Jessica Parker supera a un tipo en tres escenas de veinte minutos, solo para darme cuenta de que en el día a día una muchas veces trata de hacer lo mismo.
 La ley de trabajo tendría que contemplar una licencia que se llame "Breaking up is hard to do", y con el aguinaldo tendría que venir un viaje que funcione a modo de pseudo viaje de rehabilitación emocional a lo "Eat, pray, love".
Me crié sintiendo que ser fuerte significaba levantarse como si nada hubiera pasado, y de alguna manera mi mente tradujo los mensajes del ambiente en la idea de que las heridas pueden taparse con blazers y las ideas ordenarse con vinchas.
 ¿Alguna vez se subieron a una montaña rusa? Cuando el carrito sube, hay un microsegundo antes de la caída donde lo que se experimenta es ansiedad pura antes de la adrenalina de caer. Bueno, no estoy en ninguna montaña, pero de alguna manera experimento esa ansiedad cuando me comando a mí misma a dormir.
 Esta es la era de los celulares; esos hermosos aparatos que sirven para hipercomunicarnos, stalkear y tener más notificaciones que minutos en el día. Los quiero tanto que solía pensar que podían salvar el mundo, pero hoy en una demostración humana el mío lo sacudió.
 Entonces se me ocurrió usar the bullet that killed me, para intentar salvarme. Y con el mismo Blackberry que me desencajó de la estabilidad que me había inventado, hice el llamado que podría prestarle algo de coherencia a mi mente.
 Marqué un número nuevo para mí y escuché su voz. Viernes a las 20 Hs. La cita que puede abrir el nuevo capítulo de mi vida. Reacia a su voz juvenil, me ganó cuando me dijo que me quería conocer y saber qué me pasa. Pero sigo reacia a prestarle los mecanismos que me mantienen en una pieza.
 Sea como sea, esta es la única cita que creo poder tolerar este mes. Una persona matriculada y yo. Una persona que pueda escuchar lo que hago que es distinto a lo que siento, y que pueda ayudarme a unir partículas en un microcosmos espiralado.
 Y si a fin de mes puedo ver más claro, en vez de ver los zapatos y tapados que no me compré; entonces estas van a ser las citas más exitosas de mi existencia. Porque nadie tendría que estar dispuesto a atrapar granadas ajenas, y no hay que ser Bruno Mars o Freud para saber eso.

domingo, 7 de julio de 2013

Someday we´ll know...

 Diez capítulos de "Sex and the City" y medio kilo de helado más sabia. Eso es lo que resume mi fin de semana. Bueno, eso y un nuevo mejor amigo: Un gorro de lana que protege mis orejas y las pocas ideas que me quedan.
 Fue un fin de semana de reflexiones. Creo que lo que más me gusta de salir es la parte en la que como pizza a las 6 de la mañana sentada en mi cama mientras mis amigas soportan mis conclusiones. 
 Empiezo a creer que el amor depende en un 96,5% de la suerte. Me cuesta creer cuando me cuentan historias que nacieron en boliches. Porque cuando voy a bailar, no puedo evitar un momento de lucidez que dura microsegundos donde me siento como Lindsay Lohan en "Mean Girls" cuando ve la cafetería del colegio como analogía de la selva.
 Es una selva. Y las historias empiezan donde alguien le da una oportunidad a alguien que viene de presa en presa. Cómo nos mintió Disney. No hay luces de colores que unen la pista de punta a punta. Cupido no usa flechas, ni una 9 mm; usa Speed con Vodka y frases trilladas.
 Voy a concederles esto: La colección de chicos lindos en camisas a cuadros es un buen espectáculo. Supongo que la clave está en evitar los minutos de salirse de la escena y ser espectador.
 Cuando mi mundo se para, hay algo que me gusta hacer. Me gusta caminar por la Ciudad y ver cómo el mundo sigue. Cientos de personas caminan alrededor. Gente que tiene sus propias historias, que va a otros lugares. Me pregunto en qué piensan, de dónde vienen y a dónde van. Me recuerdan que el mundo sigue girando para ellos y que va a volver a girar para mí. 
 El mundo vuelve a girar porque no hay lógica en las elecciones de objeto. Supongo que a eso se refiere la gente cuando señala que un clavo saca a otro. Es la necesidad de elegir un objeto y llenar un vacío lo que mueve el deseo, no el objeto en sí. Y es que si las pulsiones se aferraran eternamente a algo, el universo no rotaría y salir a la calle sería lo más parecido a la experiencia de Will Smith en "Soy leyenda".
 No puedo evitar pensar en lo que intentó enseñarme ese maestro de yoga chileno el día que estrené el jumpsuit más canchero del mundo. Aferrarse es estancarse. Aferrarse a un color de uñas, a un par de zapatos, a una comida o a una historia; no tiene sentido.
 Cosas a las que sí hay que aferrarse: Amigos, colores combinados, milanesas, coca light, Shopping, terapia, mi ipod.
 Cosas a las que no hay que aferrarse: Amores de la adolescencia no correspondidos, historias rotas, botas texanas, canciones deprimentes y cartas viejas.
 Medio kilo de helado y un gorro de lana...la traquea congelada y las ideas contenidas. Un brownie, dos cafés con crema, tres empanadas y un número de teléfono. Eso me deja este fin de semana. ¿El número? Es de mi nueva posible terapeuta. Que Yoda la ilumine, va a necesitar mucho Freud para sacarme este gorro.

jueves, 4 de julio de 2013

Like it or leave it.

 Shame on me, estuve haciendo un poco de research y me lo guardé en el cajón.
 Resulta que no puedo odiar a los hombres; primero porque son lindos, segundo porque se necesitó uno para crearme y tercero porque algunos son mis amigos.
 Entonces estuve en pleno trabajo de campo y desprendida totalmente de mi análisis, el horóscopo y mis prejuicios; me dediqué a escuchar sus historias y sus opiniones/sugerencias/dedo en la llaga.
 Empiezo a preguntarme si son realmente tan simples como la Cosmo nos hizo creer. Por otro lado me pregunto si mis hamsters experimentales serán muestra poco representativa de la mente masculina, porque honestamente sus declaraciones me sorprendieron un poco. Bueno, algunas.
 Escuchar a uno era como escuchar a Alejandro Sanz deshojando una margarita. "Sí, no, sí, no". Escuchar al otro era como escuchar...bueno,  lo mismo: Alejandro Sanz deshojando otra margarita.
 Mi paciencia no es gratis desde que la Luna entró no sé en qué estación según mi horóscopo. Así que hice lo que me sale (Por una vez en la vida me tocaba a mí): Confronté. Y es que es "Sí" o es "No". Y lo que está en la mitad, es "No".
 No saben si las quieren, o saben que las quieren pero se quieren ir. Saben que no las quieren, pero no se pueden ir. Exhausting. Y extraño a la vez, como un unipersonal que se despliega en sus cabezas. Tal vez ellas sienten lo mismo, ¿tal vez se quieren ir? Las historias no pueden desplegarse de a uno.
 Tengo miedo de que esta sea la generación que confunde el compromiso con el miedo. Aferrarse a algo, por miedo a elegir; es perder. Es contradictorio, porque elegir siempre implica perder algo. Pero no elegir implica perder todo.
 No soy defensora de pobres e inocentes, de hecho creo que en otro contexto y en otra historia sería más bully que otra cosa. Pero creo que pasarse la vida deshojando margaritas y tener a otro expectante, es injusto. Más injusto todavía cuando el otro no sabe que hay flores amarillas feas en juego.
 Entonces me dí cuenta de algo. En realidad, me di cuenta de varias cosas. Primero de que los hombres no son tan simples como parecían, es mentira que piensan en el sistema de audio, tienen su propio ovillo de ideas confusionales. Segundo, qué bueno que no soy hombre. Tercero, prefiero que mi reloj haya sonado a las 3 AM antes que tener un deshojador de margaritas usurpando mi placard.
 No quiero hacer quedar mal al sexo opuesto. Simplemente quiero recordarles que la histeria masculina también existe, Lacan podrá haber dicho que era difícil de encontrar, pero él era hombre. What does he know? Este es el 2013, existe y beware.
 Sea como sea, no soy partidaria de la guerra de géneros. Empiezo a ser partidaria de la desdramatización de estas situaciones. Y eso empieza con un "Sí" o con un "No", con una elección. Y es que después de todo si los gatos tienen 9 vidas, los neuróticos debemos tener por lo menos 110.

miércoles, 3 de julio de 2013

No creo que el mar algún día pierda el sabor a sal...

 Me gustan los rituales. Era de esperarse ¿no? Los rituales son parte de lo que sostienen una estructura obsesiva; entre tantos otros mecanismos.
 Las llaves van en un lugar particular, me siento siempre en el mismo lado de la mesa; chequeo los espejos cuando me subo al auto, que la palanca esté en punto muerto, no mezclo dorado y plateado y los platos se lavan inmediatamente después de comer. Antes de dormir me exfolio, me pongo agua termal y me cepillo el pelo.
 Las alarmas de mi Blackberry son mis mejores amigas. Una para cada cumpleaños, una por cada reunión social y hasta una para dentro de tres años cuando tenga que renovar mi matrícula.
 No soy una persona supersticiosa, pero por las dudas nunca cruzo los cubiertos y no paso por abajo de las escaleras. Si se me cae sal, la tiro por encima de mi hombro izquierdo y, just in case, nunca dije "Candyman" tres veces adelante de un espejo.
 Hace exactamente cinco días me dijeron que no hay que pasar por abajo de los andamios, aparentemente es una condena segura a la soltería. Es extraño, pero hace cinco días que no dejo de pasar por abajo de andamios sin darme cuenta. ¿Será un auto boicot? O tal vez algo de esta estructura se empieza a soltar. 
 El otro día iba caminando por Av. Córdoba y adelante mío iban dos hombres. De repente llegamos a una escalera, uno pasó por abajo y el otro la esquivó. Los miré y decidí que necesito el tipo de persona que no se espanta cuando ve un gato negro, que puede decir "suerte" cuando se estrena una obra de teatro y que definitivamente puede desafiar las escaleras en su camino.
 Más allá de los rituales, el pensamiento mágico que me ata al color amarillo (Ah sí, esa es otra historia) y mis listas; vivo la vida muy poco a lo "Serendipity". No creo en el destino, creo en el azar y la toma de decisiones.
 Creo que la chica que vi a la mañana que había combinado lunares y estampado flúo tuvo toda la intención de hacerlo. Creo que no hay planes celestiales esperando a la vuelta de la esquina, que no hay una persona única para cada ser vivo y que son las decisiones de cada minuto las que nos llevan a donde tenemos que estar.
 La vida sería más fácil si un ente divino tuviera el libreto de nuestra historia en borrador. También sería más fácil si ese muñeco vudú de los deseos que me trajeron hace tres años de Haití me hubiera cumplido algún deseo EVER. 
 Pero ¿quién quiere fácil? Easy comes, easy goes. 
 Les dije que iba a ser ejemplo vivo de "Breaking up is hard to do". También les dije que había etapas ilustrativas con particularidades individuales. Con el cuerito de la ducha, cerré la etapa de la tristeza. 
Me siento bien, alguien me contó que tardó dos años en cerrar esa etapa. Lo primero que pensé fue "¿Dos años? No tengo dos días, mucho menos dos años". 
 Aprendí que no de todo tengo que hacer un ritual. Es muy difícil desarmarlos. De esta etapa no hago un ritual. Esta etapa es como los vestidos bobos de 1991, chapter closed.

lunes, 1 de julio de 2013

Not falling apart.

 Vuelvo a sufrir los Lunes. Para mi el primer día de la semana nace a las 7 de la tarde del Domingo donde, a excepción de que sea tu cumpleaños, el aire se tiñe de depresión y la sombra de las ocupaciones aparece cual fantasma.
 Este Lunes es especialmente deprimente. Debe tener que ver con que ayer después de contarle a una amiga mi Domingo, me hizo percatarme de mi parecido a Bridget Jones.
 De alguna manera caí en ese tipo de Domingo donde te levantás a las 2 PM y terminás de abrir los ojos en el camino a Mac Donald´s. Thank God for Ray Bans, nadie ve que seguís dormida.
 Al compás de cuatro películas y cinco capítulos de "Pretty Little Liars" envuelta en una frazada de piel y sosteniendo un Sundae de chocolate, me di cuenta de que mi amiga tiene razón. 
 Pero give me a break, ¿cuánto tiempo puede una sostener la nota constante de buena energía y positivismo? Era oBVio que eventualmente iba a tener mi momento Bridget Jonístico.
 Empiezo a pensar que Carrie tiene razón, es difícil ser soltera en la ciudad. Todo es efímero y, como Cenicienta se reducía a una calabaza a las 12 PM, la Ciudad se reduce al Sábado a la noche. ¿Y entonces? Los Domingos nos consumen y los Lunes nos destruyen.
 Traté de ordenar mi Lunes. Ordené mi ropa nueva, puse los zapatos por categoría, empané milanesas e hice la  limpieza total de mi casa. Hice todo lo que suele ayudarme a respirar cuando los días me abruman. Pero la vida a veces no da respiro: La canilla de mi bañera cerraba, pero la ducha seguía echando agua. WTF?! El ser humano más parecido a un handyman que conozco dice que es el "cuerito", Google dice que es el cuerito y mi mamá también.
 Bueno, es el cuerito. ¿No puede arreglarse mágicamente? Porque honestamente, ES LUNES, MUY LUNES. ¿Entonces? Corté el agua, conté hasta 10, pedí el número de un plomero, me senté en mi cama como indio mirando mi compu rosa y lloré.
 Lloré porque el cuerito de mi canilla no quiere arreglarse mágicamente. Bueno, soy lo suficientemente inteligente como para saber que mi mente me hizo creer que lloraba por eso, cuando en realidad lloré porque la vida me mostró que hay que aceptar la existencia de los "Lunes" en nuestro camino.
 Sea como sea, no soy Bridget Jones. Sigo siendo yo. ¿Cómo lo sé? Porque no uso joggings y no conozco a ningún Mr. Darcy. Lo sé porque Bridget no hubiera soportado una jornada laboral con una vincha nueva que le comprime el cerebro, solo porque tiene un aplique de un león dorado bordado y cristales de colores. Lo sé porque no escucho Celine Dion y no tengo que hacer dieta.
 Así y todo, si entrar en la categoría BJ es lo que tengo que hacer, entonces es lo que voy a hacer. Pero lo voy a hacer como yo sé: En jeggings rojos y con mi vincha nueva, musicalizada por Adam Levine y acompañada por amigos que no parezcan hobbits como los amigos de Bridget.
 Y voy a llamar un plomero, pero también voy a aprender a cambiar yo el cuerito. Porque el día que pueda cambiar un cuerito, voy a poder cambiar el mundo. Y todo va a ser gracias a Google, y no voy a llorar más por cañerías ni por Mr. Darcy.
 Voy a concederle algo bueno a los Lunes: Son el día en el que programo los Jueves, Viernes y Sábados; y los hace brillar más que el bolso dorado de Juanita Jo que ví ayer camino a Mac Donald´s.

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...