domingo, 28 de julio de 2013

Right kind of wrong.

 Caminar sobre una estructura implica que todo tenga su lugar. Mi placard es simbólico de mi cabeza, pero últimamente está algo desordenado y empiezo a preguntarme si eso es bueno o malo.
 Mis defensas se tensan cuando aparece gente que atenta contra mi estructura. Me desconcierta y me fascina a la vez el caos ajeno. Esas personas que no se aferran a nada, que no tienen un lugar para cada cosa y no necesitan analizar cada paso.
 Y es que en mis ojos eso está mal. No tendría que fascinarme con el desorden ajeno porque sé que eso solo puede significarme problemas.
 ¿Cómo manejar a una persona donde 1+1 no es igual a 2, y la B no le sigue a la A? Es como querer usar dorado con plateado o plumas con piel. Es como intentar ver la serie coreana sin subtítulos.
 Creo que por primera vez en esta historia quiero mantener las cosas simples. No quiero definir cada paso, no quiero firmar papeles o prometer absolutamente nada. 
 Seguramente esta sea una apuesta donde voy a perder, por el simple hecho de estar sujeta a un Superyó bastante similar a Skeletor. Pero siento que es hora de desarmarme para poder encontrar algo nuevo.
 El jueves tengo una cita con "Coyote Ugly" y un "Los árboles", para poder reflexionar sobre las exigencias de la vida con una de las personas que está más cerca de mi cabeza.
 Amo esa película porque, más allá de las super canciones de Leanne Rimes, me recuerda la importancia de dejar atrás las cosas que dan miedo. No me malinterpreten, no aspiro a ser bartender de una cantina de segunda, aunque no voy a negar que sería divertido el acceso libre a shots de tequila y bailes en la barra.
 Tal vez sea hora de dejar atrás las opciones de "Sí" o "No", porque últimamente estoy un poco más cerca del "No sé". Y tal vez haya sido injusta con muchas reflexiones, porque empiezo a darme cuenta de que lo que tenía claro era un plan que me daba seguridad.
 "No sé". No sé un montón de cosas. Y "puede ser". Pueden ser un montón de cosas. 
 No sé a dónde me voy a ir de vacaciones, no sé con quién y no sé cuándo. No sé qué me voy a poner esta semana, no tengo ni idea de lo que quiero hacer cada día y tampoco sé por qué hago tantos planes. No sé si el rojo está o no en mi paleta de colores, no sé si manejo rápido o si mi nariz tiene el tamaño que queda bien con los Aviator. No sé si el mes que viene me va a divertir lo mismo que este mes; si me cansó el flequillo o si es hora de cambiar los cuadros.
 No sé si me casaría con Justin Timberlake, no sé si mi computadora tiene o no virus, no sé cambiar un cuerito y tampoco cómo cambiar un foco de luz. No sé cuál es mi tipo o cuál no lo es, qué tipo de libro comprar para matar el tiempo o qué fue de la vida de Aaron Carter.
 Puede ser que me vaya a Nueva York, California o París. Puede ser que use vestidos y ponga el gorro de lana al fondo del placard. Tal vez cambie mis planes, cambie mi menú y no diga tanto que "no". Puede ser que deje de criticar todo, que mezcle plateado y dorado y aprenda a tolerar lo incombinable. Puede ser que acepte los grises y acepte que a veces alguien no sepa qué o por qué.
 Y entonces podría ser también que deje de preguntarme: Should I wanna spend my time with you? y acepte que "You are the right kind of wrong".



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