domingo, 29 de diciembre de 2013

Santa can you hear me?

 Tengo que aceptar que no soy fanática de las fiestas. Sé que, siendo hija de la compulsión navideña, esto es más que raro. Pero empiezo a creer que tengo un pequeño grinch interior.
 Los shoppings se llenan de no habitúes, las marcas se quedan sin talle S, todo tiene mayonesa y se necesita reserva hasta para comprar coca light en el chino.
 El mundo brinda por todo, mágicamente aparecen sidras que se multiplican en cualquier situación y lugar y suenan villancicos de prosperidad y búsqueda del amor eterno en todas las esquinas.
 Pero este año me pasó algo extraño. Perdí absolutamente todas mis tradiciones, TODAS. Desde la gente, hasta el turrón específico que comía entero sola. Desde la caja navideña, hasta mi lema de estrenar ropa. Desde las llamadas de las 12, hasta el regalo navideño.
 Y la sensación que tengo es ese sentimiento de extrañeza que sentimos cuando nos levantamos en un lugar que no es el nuestro y tardamos en darnos cuenta dónde estamos (O con quién...lo cual sería mucho más grave). 
 Entonces Navidad y Año nuevo entran en "La lista". En la lista que hice sobre los momentos que tengo que transitar para sacarles el sabor de las tradiciones. 
 Pascuas, Cumpleaños, Navidad, Año nuevo, Aniversarios, San Valentín, Vacaciones, Los Oscar, El mundial...Los Campeonatos de God knows what, los Cambios de estación y hasta los estrenos de temporada de Game of Thrones.
 Porque de alguna extraña manera mi cabeza elucubró esta teoría de que todo lo que tengo que hacer es transitar de a uno esos momentos, y cuando todos hayan pasado voy a poder decir "El año pasado". Y la barrera del "año pasado", va a hacer que todo se sienta más lejos y que de alguna manera nuevas tradiciones se empiecen a gestar.
 No sé si es pensamiento muy científico, pero en mi mente tiene sentido y estoy 77% segura de que podría llegar a funcionar.
 Mientras tanto mi plan consta de ir a Zara a comprar el regalo que Papá Noel no me trajo. No lo culpo, no escribí carta y creo que hasta lo maldije cuando en Kosiuko no quedaba el short que quería en mi talle.
 Este año quiero un vestido blanco para usar en año nuevo. Pero creo que el año que viene voy a pedir más sesiones de terapia y nuevas tradiciones. No pido la paz mundial, porque creo que tengo que empezar por mi paz interior; y fue un año difícil, tengo derecho a ser narcisista.
  Creo que el mundo va a volver a girar cuando se cumpla "la lista"...Lo sé porque ya hay señales de un buen 2014, como el retiro de Justin Bieber de la música y mi esperanza de que Mac Donald´s relance el conito de chocolate.


viernes, 22 de noviembre de 2013

He is a good time Cowboy Casanova.

 "Sos la pibita". Es la frase que resume el mensaje de uno de los gurús de mi actualidad. 
 Y el concepto está lejos del glamour de Julia Roberts en "Mujer Bonita". Aparentemente es el sinónimo del término "chongo" de las mujeres (Chicas suena super grasa, busquemos sinónimos) para los hombres.
 Y, también aparentemente, no se vuelve de ser encasillada en "la pibita". Suena muy "María la del barrio" o "Cholito"...y no me gusta. Yo no quiero ser "pibita", a lo que mi gurú me responde "Lo sos". Y entramos en un ida y vuelta de "No´s" vs. "Sí´s".
 Entonces pasé el día pensando en "los pibitos". Y pienso que nadie los describe mejor que Carrie Underwood.  Son ese perfil de lindo envase donde vetas de psicopatía se mezclan con actitudes cancheras.
 Y no puedo evitar pensar que si estuviéramos en Texas serían el prototipo de vaquero apoyado contra una rocola guiñando el ojo hacia la mesa de pool y tomando shots de whisky. 
 Bueno, no estamos en Texas; pero algunas aristas se repiten. Emergen en la noche, probablemente después de las 10 PM, guiñan un ojo y no tienen una pizca de romanticismo o caballerosidad.
 Y mientras la parte inteligente de nuestro cerebro dice "Yeah right, you wish", el sector más lábil gana de mano y para cuando terminas de pensar la frase ya armaste el outfit perfecto.
 Outfit que, por cierto, a los vaqueros contemporáneos no podría importarles menos. ¿Por qué en nuestro deseo de capturar al sujeto, nos convertimos en objeto?
 "Dependiendo la calidad del objeto, se puede soportar al sujeto". Bueno, tal vez tenga que conciliarme con que mi gurú tuvo su época de Cowboy Casanova. 
 Sea como sea, ¿es ese deseo femenino incesante de superación  el que nos hace caer ante botas texanas? No lo sé. ¿Es posible la paz mundial? Porque estaríamos básicamente haciendo la misma pregunta sin sentido.
 Pienso que las situaciones pueden ser divertidas mientras tengamos en claro ciertas aristas. 1) No somos Julia Roberts, no nos van a llevar a Louis Vuitton o Hermés con una tarjeta dorada. 2) Es una categoría de la que solo las verdaderas gladiadoras podrían llegar a salir. 3) Los caudales de conversación están de luto. 4) Ambas partes sucumben al anonimato de las categorías. Sos "la pibita".
 Pero bueno, vean el lado bueno. No hace falta que se peinen o piensen cosas graciosas o inteligentes para decir. No hay que usar rimmel y pestañear de más y pueden usar su perfume no preferido y shorts de jean. 
 No voy a darles tips, porque los considera muy inteligentes. Pero sí me gustaría dejar clara la definición.
 Good time Cowboy Casanova = A snake with blue eyes that only comes out at night. Busquen actividades diurnas chicas, you are gonna need them.

domingo, 17 de noviembre de 2013

In my skin-tight jeans

 Ayer tuve un momento muy Serendipity...porque "pueblo chico, infierno grande". Y mientras me recordé a mi misma que el destino no existe, y que solo hay casualidades; lo dejé pasar. Y, como el universo es sabio, obviamente a la tarde TNT pasó la película.
 ¿Cuáles son las probabilidades de que escribas tu teléfono en un libro y el otro lo encuentre unos meses después en una tienda de libros usados? ¿Cuántas chances hay de que un billete de 5 pesos vuelva a vos con el número de un desconocido?
 Creo que es poco inteligente pensar así. Como cuando en la primaria girábamos la chapita de las latitas de Coca Light cantando el abecedario, y si te tocaba la primer letra del nombre del chico que te gustaba; entonces se te iba a dar.
 Aunque las estadísticas no son mi fuerte, estimo que las probabilidades de un Serendipity moment, son poquísimas. ¿Entonces? Los dejo pasar.
 Pero empiezo a pensar en los momentos que no dejo pasar. Y, aunque no soy la típica psicóloga con complejo de Freud wannabe, no puedo evitar analizarlos.
 No puedo evitar avanzar por la vida con la idea de que cuando algo te gusta, hay que conseguirlo. Y encontrarme con estrategas, me desconcierta un poco. Porque entonces es inevitable una colisión de maniobras, avances y retrocesos.
 Empiezo a entender el éxito de las histéricas. Las apariciones inaccesibles no hacen más que captar el capricho ajeno. 
 Pensé que las dinámicas contemporáneas eran un poco más casuales. Pensé que se trataba de transacciones simples donde A quiere algo, B lo mismo y simplemente se concreta el negocio y se ve dónde lleva.
 Aparentemente no es así. Y dudo sobre si se trata de un juego histérico que no lleva a nada, o es simplemente una forma interesante de conseguir algo que uno puede querer.
 En conclusión no logré analizar nada. Simplemente llegué a un lugar donde me desconcertaron. Y ¿entonces? Compré un jean...
 Porque aún cuando los hombres piensen que pueden sacarnos ese papel histérico en los approaches, hay vértices del juego que siguen en nuestra cancha.
 Y es justo, ¿o no? Digo, porque sino el karma haría que nosotras controláramos las Plays y tendrían que escucharnos cuando opinamos de fútbol. Pero eso no pasa.
 En teoría la respuesta es simple siempre que no medie la tecnología; jeans, minis y remeras. 
 Aunque, en teoría también, Elvis sigue vivo y el flúo está in. Así que no se ilusionen.
 Sea como sea, "I´ma get your heart racing in my skin tight jeans" es la maniobra más eficaz a la que pude llegar con el resto de cerebro que quedó activo después de mi Serendipity moment y una alta exposición al sol del mediodía.
 Y si no funciona, al menos van a tener brand new super skin-tight jeans en sus placards.



domingo, 10 de noviembre de 2013

Casually cruel, in the name of being honest.

 A veces pensamos que las historia no funcionan por falta de honestidad con lo que uno y el otro quieren. Y así culpamos a falsas promesas o gestos inadecuados de que algo caiga.
 La realidad es que muchas veces no sabemos leer lo que le pasa al otro. Y tantas otras cuando es claro y nos lo dice, directamente no queremos procesarlo. 
 Pero los momentos en los que los otros saben a dónde van, son los menos. Porque, seamos honestos, empiezo a creer que casi nadie sabe realmente lo que quiere.
 Tal vez el mundo haya caído bajo el manto gris del síndrome de "gata flora". O tal vez sea que uno no puede anticiparse a todas las situaciones, y a veces simplemente hay que transitarlas para elegir a dónde ir.
 Y entonces empiezo a preguntarme si "He is not that into you" fue realmente una lección de vida para nuestro género, o simplemente un distractor que logró rozar todos los clisés que nos caracterizan.
 Me pregunto también por qué hay tantos protocolos a seguir en el mundo de la soltería. Creo que los inventamos nosotras mismas, porque los hombres a los que les pregunto no parecen tenerlos claros. Entonces armamos combos sobre tiempos para esperar cada paso o reacción del otro.
 Me cuestiono también si tenemos que seguir al pie de la letra cada consejo de esta película que en pocos años ya entró en el ranking de mentoras de vida. ¿No será que tenemos que tomar control de los momentos?
 ¿Qué te dijo? ¿Qué hizo? ¿Qué no hizo? Y de repente hay que andar tomando nota por la vida, o reconstruyendo a ojo momentos. Si es "A", esperá tres días, si es "B" no esperes y si es "C" olvidate. "No hagas nada", "Hace todo", "Tomá helado".
 ¿No sienten a veces que la vida se ahoga en consejos? Terminan siendo puntos de vista, donde perdemos el nuestro. Porque al final del día, pienso que no hay protocolos. Si los hubiera, todos los hombres me darían la misma visión...y no es algo que suele pasar.
 Siento que si acortáramos los protocolos, nos ahorraríamos pérdidas de tiempo. Aún cuando en el nombre de ser honestos, termináramos siendo crueles.



domingo, 3 de noviembre de 2013

Invisible

 En 1998 cuando Internet era un misterio, Google un extraño oasis e ICQ estaba fuera de los planes; ¿para qué usábamos la web?
 Yo la usaba para buscar las letras de las canciones de mi, en ese entonces, nueva ídola: Britney y para mandarme mails con algún colombiano adolescente (Or so I thought) vía Outlook.
 Y así los pen-friends de 5° grado se convirtieron en mail-friends. "¿En qué grado estás? ¿Qué hacés los fines de semana? ¿Tenés mascotas? ¿Cuál es tu canción preferida?". No se mandaban fotos, no había cámaras digitales y escanear fue, y es, una fiaca.
 Y en un rapto retro, se me ocurre comparar esa escena con Blind dating.
 Una conocida recientemente acercada a la soltería, decidió probar esa opción. No, no se trata de entrar a salas de chat de gente descorazonada cuya esperanza recae en un extraño con panza de cerveza y un bigote de chocolate del otro lado de la pantalla.  Se trata de las conexiones de la vida donde tu contacto llega al de otro, que el amigo de una amiga conoce.
 La contemporaneidad tecnológica hace el resto. Obvio que el stalkeo previo es clave en este proceso. Y, si tienen suerte, el chico tiene facebook, twitter, google + o salió alguna vez en el diario y es "encontrable" vía Google.
 Y entonces empieza una cadena de mails, what´s up, facebook chatting. Y caemos en esos lugares comumes para conocer al otro. Preguntándonos qué diferencia una amistad, de "algo" y dónde está el punto exacto donde las relaciones nuevas se convierten en una u otra cosa.
 Me pregunto si al principio siempre existe una conexión entre dos personas que se empiezan a conocer. Porque cuando la predisposición es buena, es inevitable que la energía también lo sea. Pero me cuestiono también si es posible cercenar la sinergia del face to face, de otro tipo de sinergia. Porque inevitablemente, el lenguaje no verbal y lo que somos físicamente también se pone en juego en las relaciones...sean el tipo de relación que sea.
 La espontaneidad se pierde a veces en la tecnología. Es una herramienta que deja demasiadas cosas libradas a la imaginación. Y la imaginación es un elemento que se presta mucho a la desilusión, porque suele subir las expectativas a niveles altos.
 Blind dating. Me pregunto si es una buena opción. Seguro es mejor que esas pistas donde Cupido se agazapa cual tigre al acecho sponsoreado por Bacardi y Campari. Pero las citas siempre son difíciles cuando son de a dos. Me pregunto si existe alguien capaz de ahorrar momentos de silencio incómodo, lo suficientemente inteligente y gracioso como para descontracturar transiciones complicadas.
 Blind dating...es como el amigo invisible de los adultos del 2013. Supongo que lo que tiene de bueno es la posibilidad de dar oportunidades antes de poder sumergirse en preconceptos. Supongo que lo que tiene de malo es que, como cuando se corta la luz, te podes golpear contra la mesa.

domingo, 20 de octubre de 2013

What is love?

 Por primera vez en 28 años, mi mente estuvo de receso. No sé si fueron vacaciones neuróticas, una epifanía o cansancio mental; pero creo que, después de muchos meses, llegué a ese momento donde me escuché a mi misma y logré cerrar una etapa.
 Se acercan los dos momentos del año que estuve esperando con ansias y por fin logré reencontrarme conmigo misma. Recuperé la inspiración que me caracteriza y me puse en contacto con uno de mis dones: No, no es el poder de la videncia (todavía), vuelvo a ser capaz de armar outfits en menos de cinco minutos, combinar estampados, telas y saber lo que quiero para cada momento.
 Me pregunto si es la llegada de los 28, si soy más sabia o simplemente más grande. Porque, aún cuando me sienta de 22 cual Taylor Swift, me paro un poco más segura.
 Fui lo suficientemente inteligente como para saber que las calzas de lentejuelas que valían la mitad de mi sueldo, no eran lo que necesitaba. Porque algo que brilla, pero solo se puede usar una vez, no vale la pena.
 Y el viernes mientras me vestía para ir a una despedida de soltera, me di cuenta de que también me preparaba para mi bienvenida. Y aunque sigo reacia a un Cupido que opera sobre camparis e incongruencias, me doy cuenta de que esta nueva etapa es una win-win situation.
 Empiezo a pensar que Cris Morena nos engañó, creando mentes que conciben a amor en base a un modelo de Tommy Hilfiger que llega al ritmo de una canción cursi. Porque la parte linda del enamoramiento son esas mariposas que nacen de ilusiones que tal vez nunca se concreten. Y esas mariposas, vienen en miles de situaciones.
 Yo siento mariposas cuando veo una palazzo que es ideal para mi humor de la semana, cuando me río con mis amigos, cuando me subo a una montaña rusa o keratinizo mi pelo. Cuando escucho canciones de amor, cuando como helado de granizado o hablo con mis amigas de alguien que me gusta. Cuando alguien me dice que me quiere, cuando paso tiempo con mi familia o veo mi película preferida.
 Entonces me pregunto qué es el amor. Y pienso que es eso, un lugar seguro al que correr. Y seguro, no significa monótono. Y me pregunto por qué uno prolongaría algo que no lo haga sentir así.
 Finalmente hice limpieza de placard. Y bye bye a todo lo que ya no voy a usar. Bye bye a lo roto, lo incombinable y lo que ya no concuerda con mi estilo. Bye bye a lo que otro puede querer, a lo que no suma y no me gusta más. No quiero polillas, quisiera tener lugar para mariposas.
 Hace unos meses escuché a dos chicos hablando en la calle: "El dolor es temporal, la gloria es eterna". Y, aunque asumí por sus shorts algo largos para sus estaturas que hablaban de boxeo, la frase resonó en mi cabeza. Y así dos chicos completamente mal vestidos, cambiaron algo en mis días. Me habría gustado devolverles algo de sabiduría recomendándoles usar shorts sobre la rodilla para lograr el efecto visual de piernas más largas y parecer más altos.
 Sea como sea, el chico bajito tenía razón...lo que duele es temporal y lo que queda cuando se va, aunque no sé si es gloria, es positivo.
 ¿Qué es el amor? Eso me empiezo a preguntar últimamente... A kiss on a rainy day, a smile that won´t go away, a safe place to run. Eso es lo que tengo hasta ahora...y lo robé de una canción.


martes, 1 de octubre de 2013

It´s my party and I cry if I want to...

 Es mi cumpleaños. El día más importante y mágico del año, compitiendo codo a codo con Navidad...Aunque desde hace 20 años le gana a un "Papá Noel" que me regala remeras básicas escudándose bajo el lema de "Ya sos grande para la Navidad (o el día del niño o el huevo de Pascua)".
 Es mi cumpleaños y no lo siento. ¿Por qué? Porque por primera vez en 2 décadas y #peep# años, estoy enferma en mi día. No puedo hablar, no tengo torta y mi pelo está pegado a la almohada.
 No vi ni un regalo y solamente pude atender la llamada del chico del delivery de Jumbo. Y mientras le explicaba que necesito chocolate águila para cuando resurja de mis cenizas y cocine mi propio treat, me dí cuenta: La única persona con la que usé mi resto de voz en este día...fue el Jumbo delivery guy. 
 Y entonces supe que es hora de ampliar mi manual de reglas de cumpleaños. La leyenda dice; bueno, MI leyenda dice lo siguiente:

 1) Si tu cumpleaños cae en día de semana, oficialmente te corresponde extensión de un día de fin de semana.
 2) Si tu cumpleaños cae lunes: a) Podés llegar media hora tarde a todos lados. b) Te corresponde un día de fin de semana y un regalo extra.
 3) Siempre hay que estrenar algo, por más mínimo que sea, en el día de uno.
 4) Si es tu cumple, no tenés por qué dar el asiento en el subte. Y si sube alguien que se desmaya o una parturienta; y vos no quisiste darle el asiento, vas al Cielo igual. Es TU cumple.
 5) Si alguien te pide algo y de repente sentís que no tenés ganas de hacerlo, la frase "es mi cumple" y una sonrisa deberían bastar.
 6) Los sanguchitos de miga tienen que aparecer cuando chasquees los dedos.
 7) NADIE puede criticarte en tu día.
 8) Oficialmente tendría que haber un regalo por año cumplido...Pero esta máxima nunca se cumple así que la cuenta que puede hacerse para calcular la cantidad de regalos es la siguiente: [(Edad+3)/0.5].  (Soy hija de contador, no suelo dejarme engañar numéricamente).
 9) Todo es tu elección en este día: Música, decoración, comida,la dirección del destino mundial, TODO.
 10) Si alguien tiene puesto algo que te gusta o está comiendo algo que querés, oficialmente tienen que dártelo. Es TU día y TU felicidad. Y esto incluye hombres, ropa, comida...libros; bueno básicamente hombres, ropa y comida. 


 ANEXO 2013
 11) Si estás enferma el día de tu cumpleaños, oficialmente te corresponde una extensión de: Un día entero de fin de semana, un día entero más de semana y una corona de strass. Dos tortas de mouse, una docena de fosforitos y tres regalos extra por el dolor y la soledad del mutismo faringítico.


 Bueno, esta es la parte del manual de cumpleaños que pude llegar a redactar entre la tos y las mini siestas reparadoras de garganta. Mi mente se vuelve un poco más compleja año a año, así que seguramente los 20 y #peep# del 2014 traerán nuevos anexos. 
 Estuve pensando que, el año que viene, me  gustaría pedir un solo regalo. No, no es la paz mundial o el fin del hambre. Sí, es Adam Levine o una Louis Vuitton. Tomeito, tomato.
 Es mi cumpleaños, y estoy enferma: IT´S MY PARTY AND I CRY IF I WANT TO.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Age ain´t nothing, but a number in my mind.

 Se acercan. Este martes empieza la temporada de los 28 en mi “gang”. Y, aunque nunca me sentí más joven, hay una voz interior que titila al ritmo de: “Los 30 se acercan”.
 Me pregunto cómo  funciona. La vida digo, ¿no? Porque lo más seguro es que algún día alguien se levantó e inventó este mito de que para los 30 uno tiene que haber logrado miles de cosas.
 La realidad es que ese mandato debe haber nacido hace mileños, cuando la gente vivía 40 años y moría de infección cuando un zapato nuevo le lastimaba el tobillo izquierdo. Pero vivimos en el 2013.
 En el 2013 terminás la facu a los 24, y no sabés para dónde ir. Los “veintis” sirven para mudarse solo, viajar, salir, divertirse, conocerse, llorar, resurgir. Los 30 te tocan el hombro antes de que siquiera hayas analizado un proyecto de vida que no incluya Disney y un tequila.
 ¿Entonces? No me preocupo. No me preocupo porque faltan dos años. No me preocupo porque, para mí, los 30 son los nuevos “veinte”. No me preocupo porque, como Taylor Swift, I´m feeling 22. No me preocupo porque no tener un plan, es mejor que tener uno estereotipado y vacío.
 Y hay cosas que siempre nos hacen sentir jóvenes: Los Backstreet boys, Volver al futuro, el esmalte color verde agua, el pico dulce, el pelo largo, la ropa con movimiento,el icq, el enamoramiento y el verano.
 Creo que hoy descubrí que hay una lista que no necesito. No necesito una lista sobre lo que quiero lograr antes de los 30, los 40 o los 50. Porque descubrí que los planes caen, que siempre hay desvíos B en el camino.
 La lista que sí empiezo es la de los regalos que quiero para este 2 y este 8 que se acercan a la velocidad de la luz. Amigos, campari, viaje y ropa. Bueno, y por ahí una sorpresa.
 Hoy me llegó un mensaje y me enteré que esas calzas de las que me enamoré, no son las únicas. Porque Wanama también tiene mi sueño en lentejuelas. Supongo que siempre se abren nuevas puertas.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Did you understand that?

 ¿Y para qué están las amigas si no es para abaratar los costos terapéuticos?
 Eso es lo que siento hoy, y por eso decidí plasmarlo en mi decoración. Porque, no solo son más baratas que mi psicóloga; sino que se visten mejor, me acompañan al super y me hacen reir en situaciones extremas.
 Hace siete años, donde yo comenzaba una historia, mis amigas terminaban otras. Y en un blog un poco menos real y algo más rosa, pensaba en las máximas de los primeros pasos en el turbulento ingreso a la soltería.
 Porque, seamos sinceras, no se trata de una entrada triunfal. Es como cuando empezás primer grado. Tu mamá te habló de cómo ibas a dejar de jugar a las barbies todo el día mientras pretendías aprender. Te dijeron que ibas a sentarte en un pupitre disfrazada con un jumper a cuadrillé mientras una señora con cara de mala te iba a obligar a escribir en cursiva. Pero ¿estabas preparada? 
 No. No estabas preparada. Y la decoración del salón constaba de cartelitos con letras y números adornados con barbies y autitos. Como si eso hiciera el camino más transitable y la nueva vida más progresiva. ¿A quién engañaban?
 Bueno, esto es lo mismo. Es hora de cambiar el juego, pero la transición paulatina nos confunde. 
 ¿Por qué? Bueno, no es mi caso, pero escucho que es porque algunas personas no saben cómo borrar un número de celular. ¿Y entonces?
 Entonces es hora de repetir un post de siete años atrás, pero con un poco menos de color rosa y un poco más de sabiduría. Bueno, sabiduría es una forma de decir. En realidad se trata de fogueo.
 Y en esta transición hay varios enemigos. Porque inevitablemente es hora de volver a las pistas donde, créanme, Cupido es su última preocupación.
 Van a entrar con la energía de las ilusiones de Disney y la fantasía de JLo, pero cuando se acerquen las 12, (Que por alguna extraña razón en esta historia son las 4.38 AM hasta que nos demos cuenta de que podríamos empezar la movida más temprano y get some beauty sleep); y no hayan encontrado entretenimiento digno, van a sucumbir.
 Sus enemigos son básicamente dos (Bueno, tres si se pusieron tacos incómodos): Campari y Celular.
 Campari: All defenses GONE. Los pocos diques psíquicos que construimos para mantenernos dignamente alejadas del tropiezo, caen. ¿Y entonces? La soledad se mezcla con una falsa idealización y la estima propia se vende a una ilusión que caducó más rápido que el verde manzana en 1998.
 Celular: Sí...Porque siete años atrás, cuando lo único que existían eran Nokias con pixeles negros cual Tamagochi, este medio de comunicación ya era el peor enemigo de la superación amorosa. 
 Claro que hace siete años no existía esta hiperconexión desgarrante donde existimos no solo físicamente, sino en inmensidad de redes sociales. No existía es stalkeo tan descarado y si queríamos enviar mensajes subliminales no podíamos hacerlo en Facebook, solo quedaba pagar un pasacalles. 
 Pero el Celular, es el paradigma de la ambivalencia. Porque así como podemos estarle eternamente agradecidas a la conexión que nos regala, también nos puede desestabilizar.
 Y se unen. Campari+Blackberry, Blackberry+Campari. Y en una batalla difícil de ganar, contestamos o mandamos un mensaje.
 Y sin esta combinación, la reacción ante la noticia ajena probablemente sería de ira desmedida, confusión y algún tipo de grito al aire. Tardaríamos horas en decidir si contestar, y más tiempo todavía en armar una frase distante y airosa. Eso último en caso de elegir reportarnos, obvio.
 Pero con el combo C+B, las cosas se despliegan más rápido y fugaz que la carrera de Aaron Carter. Porque no pensamos, penamos. Y nos olvidamos que a las 3 AM cualquier contacto es indefectiblemente un "Booty Call" o un rótulo inequívoco de "Loser´s Land".
 A veces pienso que sería más fácil vivir en la era de "Orgullo y prejuicio". Porque el proceso de contacto era tan tedioso que el 97% de las mujeres renunciaría ante la cansadora tarea de: Buscar papel, buscar tinta, buscar pluma, buscar sobre, hacer que todas las frases rimen, corregir la ortografía, corregir la caligrafía, ir a un pueblo, buscar un cartero y esperar dos meses a que la carta llegue. 
 La tecnología avanzó años luz pero, aparentemente, las relaciones no. Así que mis consejos siguen siendo los mismos. No se asusten, no voy a tachar el campari, soy humana. Simplemente aférrense a una decisión, o pásenle el Black a una amiga y búsquense un Samsung por el resto de la noche.
 Porque, créanme, cuando se despierten al otro día con el pelo pegado a la cara y vayan por su primer trago de coca light...Se van a arrepentir. 
 Y si van a contestar, que el trasfondo sea algo así como: (VACIO)...pero que el significado sea algo así como: "Hit the road Jack. DID YOU UNDERSTAND THAT?"

domingo, 8 de septiembre de 2013

Like a Skyscraper...

 Dos chocolates, dos cocas light y una pizza. Empiezo a darme cuenta de que, aunque no estaba preparada para la lluvia, puedo sobrevivir perfectamente las tormentas.
 Y de repente mi máxima que se aferra a la idea de que cuando llueve, el mundo para; empieza a declinar. Me pregunto si tiene que ver con la llegada de las Hunter a mi vida, o si se tratará de algún tipo de revelación interna de maduración.
 Empiezo a entender cómo transito este proceso, y me doy cuenta de que el ruido externo magnifica algo que se está enmendando adentro. Porque en este espacio donde algunos leen que expongo a alguien más, yo pienso que no pueden ver que entre líneas me tramito a mi misma.
 Pienso que en este camino había dos procesos posibles. Estaba la opción de hacer todo desaparecer, corriendo el riesgo de borrarse uno mismo en esa escena. O estaba el camino de empezar desde adentro, dejando que lo de afuera se acomodara hasta que uno esté listo.
 Es como cuando se rompe algo de ropa. La subsistencia, o no, de la prenda; radica en la habilidad del costurero. Podemos coserla rápido desde afuera, con hilo de distintos colores y puntadas disparejas. O podemos tomarnos el tiempo para dar todo vuelta, buscar la herida, conseguir las herramientas y hacer las cosas bien.
 Cuando cosemos bien, avanzar es más fácil. Porque, aunque la ropa esté enmendada, está lista para seguir. Es una marca que queda adentro, uno es el que la conoce, pero ya no es lo que nos caracteriza para los demás.
 Cuando uno cose mal, no tiene la confianza para seguir con la certeza de que la herida no se va a volver a abrir. Borrar todo como si nunca hubiera existido y cerrar el desgarro con clips o hilos de colores es no poder tramitar, es querer hacer de cuenta que nada pasó. Pero en ese intento lo único que conseguimos es, en un estigma, ser una prenda de segunda mano. Y es en ese estigma donde el orgullo puede comprometerse; no en lo que se rompió  sino en no querer quedar asociado a que uno pueda romper algo. 
 Creo que estoy cosiendo bien. De a poco voy viendo la superficie e intuyo que esta prenda va a quedar como un Carolina Herrera con etiqueta puesta. Porque, mientras empiezo a ver todo lo que no estaba bien y lo dejo ir, empiezo a ser yo la que puede ir borrando la escena.
 Empiezo a darme cuenta de cómo las cosas pueden cambiar en muy poco tiempo. Lo que a uno le resultaba cotidiano y cercano, puede convertirse en extraño en un pestañar de ojos.
 Y algún día, mientras vemos fotos viejas, nos damos cuenta de que ya no nos reconocemos en ese pedazo de papel. Son fotos de la pubertad donde usábamos shorts de plush y medias futboleras (Todos tenemos muertos en el placard, no judgement).
 Es simplemente algo que fuimos. ¿Hace a lo que somos? Seguramente, pero es algo lejano que llegó a convertirse en ajeno. Para la gente nueva en nuestra vida, es simplemente una costura.
 Esas fotos/costuras son a nosotras, lo que la permanente y los tapados de piel son a nuestras mamás, o los oxford a nuestros papás. Son lo que Sony es a Cher, o Kirsten Stuart al vampiro de Crepúsculo en la vida real.
 Y de repente donde nos reconocíamos, es extraño. Y los que conocíamos, también lo son.
 Tantas cosas en mi placard han llegado a convertirse en extrañas para mí. Muchas veces las guardo, por si acaso; pero lo único que consigo es malgastar espacio. Entonces empiezo a borrar la escena, porque tal vez todos tenían razón y simplemente yo sí tengo las herramientas para hacerlo.
 "You can take everything I have, you can break everything Iam. Like I´m made of glass, like I´m made of paper. Go on and try to tear me down, I will be rising from the ground, Like a Skyscraper".
 Eso siento...que voy a elevarme desde el suelo; como un rascacielos, como la carrera de Britney o Kosiuko después de su temporada grasa del 2000. LIKE A SKYSCRAPER.

lunes, 2 de septiembre de 2013

I don´t wanna be like Cinderella

 Y mientras mi departamento se llena de olor a pollo a la mostaza que, obviamente, no nace en el seno de mi hogar; yo pienso en Disney.
 Me levanté con la lectura de un tweet de alguna soltera que redacta en un continente lejano y me iluminé con su reflexión sobre el invierno. ¿Por qué las solteras piensan que la llegada del frío tiene que estar acompañada de un hombre? ¿Por qué no se compran un tapado como el resto de los mortales? Y concuerdo totalmente, después de todo las mujeres tenemos más grasa corporal que los hombres...y por alguna extraña razón, muchos más abrigos.
 Y es que Disney nos hizo creer que la vida giraba alrededor de la espera eterna de un príncipe azul que llega montado en un caballo con mejor pelo que el de una. Si lo pienso dos veces, es lógico. Si mis días se desplegaran con horas infinitas al pedo cantando en un bosque con un coro de pajaritos y ardillas danzantes, yo también estaría a la espera de algún ser humano con quien compartir algo más que una canasta para juntar fruta.
 Pero no vivimos en un bosque. Vivimos en lugares que derrochan actividades interesantes, acompañadas de placards repletos de abrigos. 
 Para esta extraña que por algún motivo sigo en una de las tantas redes sociales en las que me veo inmersa, el invierno a la espera de un compañero es injusto. Para mí, en otro continente donde lo que se acerca es la primavera y el mundo gira apestado de pares que caminan de la mano y dibujan corazones; la idea de que esta estación se asocie al amor tampoco tiene sentido.
 Y entonces acostada en mi cama, preguntándome si es hora de guardar las frazadas de piel y vestir mi cuarto de cobertores verde agua más veraniegos; pienso que no se puede vivir a la espera de un caballo blanco.
 Porque me pregunto de qué le hablaría La Bella durmiente a un príncipe que llega repleto de hazañas, si destinó su vida a esperarlo sentada al lado de un conejo que la mira bordar. Y entonces me pregunto también, qué queda cuando una nueva aventura se lleva a un príncipe que podría no llegar para quedarse.
 ¿Por qué llenar nuestra vida de historias donde las princesas nacen para esperar? Seis minutos para las 12. ¿Y? La vida de uno no tendría que depender de un hada madrina que pinta un vestido con una varita mágica. 
 ¿Dónde están las historias de los príncipes que esperan a la princesa que tiene sus propias aventuras? ¿Por qué Mulan tiene que disfrazarse de hombre para ir a donde está la acción? ¿Por qué Bella solamente puede soñar más allá de la vida provincial?
 Eso es Disney. Es una especie de máquina de mariposas que nos hizo pensar que la vida se trata de ponerse un vestido y cantar, que los animales algún día nos van a hablar y que siempre hay una bruja en la historia.
 Y después se preguntan por qué Lindsay Lohan perdió el camino...
 Yo no quiero ser como Cenicienta..."sitting in a dark old dusty cellar, waiting for somebody to come and set me free". Preferiría que de ahora en adelante el príncipe sea el que cante con ardillas en algún pueblo lejano. O que directamente no haya ardillas.
 Pero eso es Disney...ardillas que cantan, calabozos y dragones. Y este es el mundo real: Subte, tapados y Twitter. I´m gonna rescue myself.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Don´t play cheap with your heart...

 Me enamoré. Y no hay nada mejor que esa sensación de mariposas en la panza cuando visualizás un potencial compañero. Esa energía que revitaliza por la certeza de que esta va a ser una gran primavera.
 ¿El problema? Mi potencial compañero tiene forma de calzas de lentejuelas y precio de oro en polvo. Sea como sea, estructuró la idea perfecta para el look de uno de los eventos de lo que queda de mi año. Uno de esos momentos donde mi papel se acopla a la conocida frase "Always the bridesmaid, never the bride".
 No sé cuál será nuestro destino, aunque intuyo que termina con una tarjeta de crédito y una noche inolvidable. Lo que sí sé, es que este outfit me hizo recordar una pizca de esa sensación de enamoramiento primaveral que hace que uno pueda dejar atrás malestares.
 Es esa sensación de esplendor que una tiene después de hacer ejercicio o salir de la peluqueria. Esa frescura post tratamiento facial o esa alegría que le sigue al cumplimiento de una meta. 
 Y cuando pienso que falta un mes para mi cumpleaños y se asoman tres lágrimas porque ya no quiero hacer mi countdown anual, me acuerdo de esta sensación. Porque entonces se me ocurre que, tal vez, no hay nada perdido y lo que hay es un sinsentido temporal. 
 Y sí, en mi frivolidad comparo al amor con un Shopping. ¿Por qué no? Es una cuestión de ofertas, donde todo tiene un precio. Y uno no puede tener lo que no está dispuesto a pagar.
 Quiero mariposas, y hoy tienen forma de lentejuelas al final de un camino sponsoreado por VISA. Pero al final de este recorrido, van a tener una forma más real y menos volátil; con un precio más accesible y un panorama menos superficial.
 Y si no consigo lo que quiero, entonces al menos me gustaría tener acceso a un experto bioquímico. Porque escuché en algún bar que el amor tiene un origen químico y una fecha de caducidad, así que estimo que si no lo encuentro, puede inventarlo.
 Mientras tanto, me enamoré de un par de calzas sobrevaluadas. ¿Tiene sentido? No lo sé, tal vez de eso se trata el amor.

viernes, 30 de agosto de 2013

I´ll be wearing these scars for everyone to see...

 Comiendo gelatina y haciéndome un baño de crema, así empieza mi viernes. Y no, no es un shot de vodka jelly. Podría serlo, si no fuera porque mi alacena pide a gritos que visite el super y lo único que queda en mi freezer son 4 bocaditos de pescado.
 Esta semana me dijeron que una marca que me acompaña hace poco posiblemente no se vaya más. "¿Crees que va a desaparecer?", le pregunté a mi Doctor. Y con la honestidad bruta que me regala en los 10 minutos que me presta cada 15 días me respondió: "Yo creo que no".
 Y, aunque lloré cuando la descubrí, esta vez me reí. Me reí porque mi médico es un maldito, pero en su clara falta de empatía me regaló una verdad. "¿Sabés las marcas que vas a tener a lo largo de la vida? Esta es una más, te vas a acostumbrar".
 Entonces me reí, cerré los ojos y respiré mientras aguantaba el dolor de microsegundos de su tratamiento que, aparentemente, va camino a la nada. Me reí porque esta temporada están de moda las vinchas y porque en realidad ya me acostumbré. Me reí porque quedan 6 semanas, porque sé  exactamente con la llegada de qué correo mi mente me marcó y porque en el fondo pienso que esta marca pronto va a dejar de necesitar un correlato físico que me recuerde que algo falta.
 La mente humana no deja de sorprenderme. Me sorprende cómo todo encuentra una forma de hacerse ver e invitarnos a pensar. Es como si lo que ignoramos se abriera camino y nos dijera "Estoy acá, ¿por qué no me das bola?".
 Me río. En estos meses aprendí a acostumbrarme a cosas peores. Y después de acostumbrarme, las reinventé. ¿Se trata de eso la vida? ¿De reordenarse alrededor de marcas de lo que va cayendo?
 Algunas personas ven solo los efectos de lo que uno es. No pueden ver las marcas atrás de lo que creen de uno. Peor aún, no pueden ver atrás de la cicatriz. 
 Pienso que estamos hechos de marcas. Significantes que nos hacen y que llevamos con nosotros. Me pregunto cómo se borra una marca (O un par); pero en el fondo sé que no se trata de borrarlas, se trata de conocerlas.
 "Todo el mundo tiene cicatrices, te vas a acostumbrar". Supongo que es verdad. Todos estamos marcados, algunos lo muestran, otros lo tapan con su placard, con vinchas; algunos con comida, otros sin comida. 
 El mundo es un desfile de consecuencias; son historias y no sufro por eso. Y, aunque no padezco, creo que tendría que haber clavado ese tenedor en la mano de alguien más cuando tuve la oportunidad, dejar mi firma en el otro también.
 Desfilan "marcas", y no estoy en el BAF Week. Supongo que mi gusto por la moda, no es tan literal como pensaban. Va más allá de Kosiuko, Ayres y Jazmin.

domingo, 25 de agosto de 2013

¿Crees que no queda nada en pie?

 ¿Alguien podría decirme por qué "Romeo y Julieta" es una historia paradigmática de amor? ¿Es porque él muere por ella? ¿Es ese deseo femenino de ser todo para el otro?
 El problema en esa historia para mí es que ella también muere por él. Creo que Julieta tendría que haber sido un poco más como los cóndores.
 Una vez, hace mucho tiempo, en un viaje a un lugar sin shopping; escuché algo a lo que le atribuí veracidad de dato de National Geographic. Básicamente lo creí al punto tal de nunca tener que googlearlo porque me lo dijo alguien vestido a lo Indiana Jones en una montaña.
 Mientras en mi delirio de abstinencia de Ciudad yo imaginaba un oasis con forma de Rapsodia, Indiana empezó a hablar de los cóndores (FYI: Son mi ave preferida). Aparentemente estos pajaritos viven en pareja y, cuando la hembra muere, el macho se estrella contra las montañas.
 Mi mente se reactivó al compás del cuento y me llevó a preguntar: "¿Y las hembras?". Shame on nuestro género, las "cóndoras" no lo hacen.
 ¿Será que nuestro poder de resilencia es mayor que el de los cóndores? ¿Será que no vale la pena estrellarse por nadie?
 Las historias se terminan, como se terminan las temporadas cuando cambian las estaciones. Los colores de moda declinan, y lo que estuvo en los mejores estantes de nuestro placard, se manda al fondo.
 Las temporadas llegan cuando no estamos listas. Se asoman los shorts cuando todavía morimos de frío, y los evaluamos distantes, aferradas a nuestros tapados y botas de caña alta.
 A veces las relaciones también se terminan cuando no estamos listas, y nos aferramos al sistema de audio de alguien más, mientras el mundo sutilmente sigue girando con polleras verde agua y estampados selváticos.
 Se asoman las nuevas temporadas y, aunque me prometí a mi misma no probarlas hasta Octubre; el aire se renueva. Y es que las colecciones son como las relaciones: Aunque siempre algo se conserva, a veces es  hora de darle lugar a lo nuevo.
 Los cambios de temporada siempre tienen un precio. El precio de hacerse de lo nuevo, de poder desprenderse de lo que ya no se usa y poder reinventarse en una nueva estación que propone desafíos diferentes.
 El precio de poder mandar lo que no nos queda bien al fondo del armario y encontrar un estilo propio. Es el precio de la búsqueda del calce perfecto.
 Se trata de elegir lo que nos queda bien, y no usar lo que se cruza porque nos queda cómodo. Se trata de evaluar lo que una quiere y necesita, lo que refleja lo mejor de una.
 Se trata de poder conciliarse con la idea de que algunas cosas pasan de moda. Las lágrimas por alguien, el helado "Sin parar", las extensiones, las uñas esculpidas de dos metros, las botinetas con flecos de Ricky Sarkany, las Spice Girls, la piel en absolutamente todas las capuchas, el verde manzana.
 ¿La gente también pasa de moda? Sí, creo que sí. Pero solamente la gente que no está destinada a estar en nuestra vida. Y algún día, cuando limpiemos el placard, nos vamos a dar cuenta que cambiar de temporada está bueno. 
 TG por la gente que es el equivalente al jean clásico, al tapado negro o a la pulsera dorada; porque ellos nunca van a conocer el fondo del placard. TG porque siempre queda algo en pie, aún cuando algo se termina, como esta temporada.


jueves, 15 de agosto de 2013

You call me up at 3 AM again.

 La situación es complicada cuando un jueves a la noche en vez de estar lista para un after, estás lista para dormir. Comer a las 8 PM es una mala decisión cuando no consideras las horas que quedan hasta las 12 PM que es cuando tu reloj biológico te deja siquiera considerar conciliar el sueño.
 "No dijo boludeces". Las frases por las que pago los viernes me persiguen en la semana. Y si no dijo boludeces, ¿qué dijo? Es increíble como de afuera las cosas se leen mejor. Como cuando una amiga sobrecarga su outfit, y una que está más separada de la decisión puede ver con claridad que usar vincha, pulsera, anillo Y collar es ir demasiado lejos.
 Quiero mandar un mensaje pero no con texto, sino con lo que siento. Qué raro que la tecnología no haya llegado ahí. Sería una mezcla de desamor, tristeza, pizca de optimismo, contractura y un tenedor que se clava en la mano derecha. En cambio cuando trato de traducirlo se me ocurre esto: 1."Hola". 2. "¿En qué pensás?". 3."Le hice un vudú a Boca". 4."Te extraño". 5."(Vacío existencial)".
 Odio cuando digo lo que quiero hacer y me dan el panorama de mis opciones. Un panorama seguido de un "vos hacé lo que quieras". Pero lo que quiero va seguido del castigo de Voldemort y toda la oscuridad de Mordor cayendo sobre mí.
 Y en tantas otras circunstancias yo sería la que da el panorama y desde afuera todo se vería tan claro. Pero lo que pienso está disociado de lo que siento. 
 Si mis sentimientos supieran escribir, estaría perdida. Lamentablemente para ellos, necesitan el procesamiento de mi cerebro que parece ser el único que conserva una pizca de razón. Bah, no sé si es razón o cansancio de lidiar su batalla obsesiva sobre el mismo tema desde hace más de 1440 horas.
 Mis auriculares pasaron por una tormenta fucsia que incluyó Taylo Swift, Reik, Mariah Carey, JB, JT, Thalia y hasta Belinda. En la calma llegué a Maroon 5 y un chocolate tamaño familiar de Nestlé.
 Últimamente las únicas llamadas que recibo son de Julio de telefónica, que quiere ofrecerme el servicio de internet. Y como ya agoté todos los oídos, vivo tentada de contarle esta historia. Porque sé que Julio me diría que haga lo que sienta, me diría lo que sea con tal de que compre el paquete de WIFI y Dios sabe qué más.
 Por ahí podría hacer un role play con Julio. Me pregunto si eso ayudaría. Él es alguien más, yo soy yo; son las 3 AM y las cosas se dan distinto.
 ¿Pero y si J me dice "Vos hacé lo que quieras"?. Le diría que no puedo. No puedo, porque los demás hacen lo que no quiero y porque, APARENTEMENTE, soy más histérica que obsesiva.

domingo, 11 de agosto de 2013

No has aparecido, me falló el instinto.

 A veces me pregunto cómo funciona el canal que ayuda a que lo que pienso se transforme en realidad. Me lo pregunto sobre todo en días como hoy cuando a las cuatro de la tarde pensé: "Voy a tomar mate y comer tostadas", y automáticamente después de pensarlo fui a comprar un sandwich de jamón y queso y Lays sabor hamburguesa (Las cuales superaron mis poquísimas expectativas).
 Este fin de semana me sorprendió. El balance diario dio negativo todos los días, pero la multiplicación de negativos siempre termina dando positivo. 
 Me sorprendí a mi misma cuando, después de cursar 8 horas de Rorschach el Sábado y prestar atención a un 2% de la clase con un 33% de mi cerebro en funcionamiento y el resto navegando por recuerdos e ideas extrañas, resolví bien el 100% de los ejercicios del final de la clase. ¿Podría ser que la frase más trillada se transforme en mi caso en "Desafortunada en el amor, afortunada en Rorschach"?
 Me sorprendí a mi misma hoy cuando decidí almorzar un muffin de chocolate en Starbucks antes de volver a Capital para dejar mi voto en una urna a una cuadra de mi casa. Obviamente a las cuatro de la tarde mi estómago me rindió cuentas y tuve que ir por una especie de merienda/almuerzo/trash food. 
 También me sorprendí a mi misma cuando fui más allá de mis límites y perfeccioné mi método de limpieza total de hogar de los domingos (Pongamoslo así: Si quisieran levantar algo con la boca de el suelo de mi casa, podrían. Y no solo no se ensuciarían, sino que se irían más limpios).
 Sea como sea, no importa qué tanto me sorprendan los eventos diarios; algunas cosas siguen igual.  Decidí que hoy era el día en el que descolgaba los cuadros de mi pared; porque honestamente las miradas de una banda de la que apenas si me sé un cuarto de canción no son lo mejor para mí en este momento.
 Caminé siete cuadras hasta Falabella y...¡estaba cerrado! No entiendo, ¿Falabella no entra en la categoría shopping? ¿Está el Cosmos intentando decirme que tengo que aprender a convivir con las miradas reprochantes de los Beatles en mi living? ¿Hice algo mal?
 La idea que tengo en este momento es que hacerme un baño de crema va a hacer que olvide que no pude comprar la nueva decoración de mi pared. Y mientras mi pelo se hidrata, tendría que elegir las fotos que van a ir en estos nuevos cuadros. Entonces pienso: ¿A quiénes incluir? Porque no quiero tener que descolgar nada más de la pared.
 Estuve leyendo mal algunas cosas de las que hago. Creo que este paso no se trata de tapar lo que falta o borrar lo que fue. Se trata de poder hacer algo con lo que queda y transformarlo en un nuevo espacio. Porque siento que dejar todo como está, es negar que algo cambió. No sé si terminó para siempre, pero sé que cambió.
 Es instinto. A veces pensamos las cosas demasiado, otras actuamos por instinto. Pero instintiva o no instintivamente, SIEMPRE esperamos algo. Es por instinto que hoy me puse el tapado y caminé a Falabella, o que en estos días dije algunas cosas y mandé algunas otras. 
 "No has aparecido, me falló el instinto". Y me falló Falabella, ni en los shoppings podemos confiar. Pensé que el instinto servía para sobrevivir...



viernes, 9 de agosto de 2013

Once upon a time, our world was on fire...

 "Where there is desire, there is gonna be a flame. Where there is a flame, someone's bound to get burned. But just because it burns, doesn't mean you're gonna die. You've gotta get up and try". A resumidas cuentas: Donde hay deseo, hay llama, alguien se quema, nadie va a morir, hay que levantarse e intentarlo. 
 No, no puedo contorsionarme como Pink en su video. A diferencia de ella carezco de masa muscular y lejos quedaron los días en los que dominaba mis acrobacias aéreas.
 Pero me pasa que su canción define parte de lo que siento y a la vez da un pseudo mensaje optimista. Tal vez no muera cuando mi blazer caduque. Tal vez mi blazer no caduque si lo cuido con las manías obsesivas que me caracterizan.
 ¿Es posible? ¿Es posible que algo te acompañe toda la vida? ¿O sería mejor preguntar si es necesario?
 Últimamente soy experta en apagar llamas para no quemarme. Supongo que por eso todavía no estrené mi nuevo abrigo de Zara o ese collar dorado que me mira desde la mesa de luz.
 La vida sería más fácil si pudiera haber fuego sin cenizas. O si en vez de fogatas pudiéramos funcionar como estufas de tiro balanceado. Cuando se apagan, se apagan; con el valor agregado de no manchar toda la casa por el humo.
 Creo que cuando el fuego se apaga, uno tendría que sentirse liberado. Algo así como ¿fresco? Pero no muerto de frío. 
 Sin embargo, cuando apagamos el fuego con la mano, el tiempo nos muestra las ampollas. 
 Dejé de hacer siete planes por semana, estoy en una dieta que incluye todo y solo excluye el chocolate, en abstinencia de shopping y leí 23 páginas de uno de los tres libros que me compré hace un mes. 
 Estoy tratando de mirar las ampollas y supongo que seguiré el consejo de Pink: "Get up and try try try". No sé qué intentaré, pero algo ya se empezó a mover.

jueves, 8 de agosto de 2013

We are stone hearts and hand grenades.

 Hoy empecé a pensar en lo difícil que es relacionarse cuando un vínculo se pone sobre la cornisa de una batalla. Vivir bajo el lema de "ojo por ojo"; implica que todo se calcule con la falsa ilusión de que cuando se esté a mano con el otro, uno se va a sentir mejor.
 Creo que no peleo mano a mano. En algunas batallas muchas veces escondo el puño, tal vez porque empiezo a entender que las relaciones no son una guerra.
 "Love is a battlefield", "Love is a game", "En la guerra y en el amor, todo vale". Por ahí se olvidaron de darme esa parte del manual. Bueno, en realidad se olvidaron de darme el manual entero.
 Estoy cansada de la cosmovisión depositada sobre uno. ¿Por qué no tendría que hacer lo que siento a veces? ¿Por qué tendría que fingir que está todo bien todo el tiempo? Cuando nos sobrestiman, el margen de error se transforma en cero. 
 No necesito entender todo. Mejor dicho, no se puede entender todo. El deseo de entendimiento total tiene que ver con una necesidad de control inminente. Y honestamente es aniquilador. Querer entender cosas que no se hicieron para el entendimiento es imposible. Es como buscarle sentido a que existan policías a caballo en el medio de CABA,  al hecho de que alguien en algún lugar del mundo pensó que los payasos eran divertidos o a por qué la gente se enamora de alguien.
 De dos no se hace uno decía Lacan. Pero entonces me pregunto ¿por qué cuando se separan dos se puede hacer menos que uno? Y no, no es porque se llevó los vasos; tiene que haber algo más.
 No hay explicación al deseo, entonces ¿por qué insistimos en preguntar tanto? Tal vez para entender cómo nos paramos frente a ese deseo, pero son los menos los que pueden llegar a ese análisis. 
 Si las relaciones fueran un poco más como entrar a Zara, todo sería más simple. Sería algo así como el martes a la tarde. Entré, caminé entre la oferta y lo ví. Al fondo del salón el blazer azul y dorado corte peplum más lindo de la temportada estaba colgado en talle XS para que yo lo encontrara. Corte ideal+color+talle+precio razonable=Relación perfecta. Win-Win situation, donde ni siquiera hizo falta probar a mi compañero, una pareja hecha en el Cielo.
 Pero últimamente no puedo evitar sangrar por la herida porque, cuando algo nuevo como mi blazer aparece, en el fondo de mi mente estoy preparandome para cuando se vaya. Porque en el sentimiento de que nada es para siempre, no puedo ni empezar algo.
 Like stone hearts and hand grenades. No busco estar a mano, busco aparecer desde atrás de este lugar de "granada". Porque en las heridas nos convertimos en armas de guerra, donde no hay nada por lo cual pelear. Mi contador está en cero y espero que mi nuevo abrigo sea gentil cuando sea la hora de dejarme.
 No es una guerra, no veo así el amor. Pero entiendo que algunos lo vean como una batalla, porque es una colisión. Hay una atracción que no tiene lógica, y después hay una fusión..."in the end we are just two people destined to collide. We are stone hearts and hand grenades".


miércoles, 7 de agosto de 2013

You know you look too damn good to be crying.

 OK. CLARAMENTE Mariah Carey no es el mejor lugar para refugiarse, teniendo en cuenta su desastrosa vida amorosa y tendencia a canciones de nasty break ups.
 Simplemente quería vivir la historia del videoclip por una vez en mi vida. Pero a veces el camino nos tiene preparado otro video, y llegamos a "Crybaby". Lo bueno de este pit stop es que tal vez se destape mi lagrimal izquierdo y que hoy creo haber elegido un outfit merecedor de aplausos.
 "Crybaby" es la típica canción donde Mariah refleja a la perfección el arte de fingir seguir adelante, sin hacerlo realmente. "On my tippy toes, so that he won´t know, I still cry baby over you and me".
 Necesito que Snoop Dog me acompañe durante un día de mi vida y haga un rap sobre estas cosas incongruentes y hasta ¿graciosas? que me pasan. Porque, más allá del mensaje que me acaban de mandar proclamando que no tengo que "entender todo", últimamente no entiendo nada. Y sería excelente agregarle estilo a la vida con un rapero vestido en composé con mi vestido de plush negro y puños blancos.
 Y no esperen que rapeé, not my style. Pero me imagino que cuando estos cantores en rima de la vida crean sus historias, lo hacen basándose en tips que les dan las protagonistas para la canción.
 Entonces se me ocurrió darles algunas claves para este video de "Un día en la vida de...".

- Me levanté a las 3 am, a las 6 y a las 7. 
- Superé mi adicción a la Cepita de Naranja (Duró un mes).
- Estrené una vincha de pelo plateada.
- Tuve que llamar a mi curandera para que resuelva mi mal de ojo.
- Me dijeron que no morían de amor por mí. 
- Escuché en repeat la misma canción 10 veces.
- Estuve envuelta en una cadena de mails circulares con aire de Dementors (Vean Harry Potter, no puedo explicarles todo).
- Me acordé que Zara está liquidando y solo pasé una vez.
- Me acordé que anteayer prometí no extender mi placard hasta Octubre y entonces cancelé el viaje de recreación a Zara.
- Me acordé que el viaje de recreación a Zara tapaba asuntos irresueltos.
- Y entre los asuntos irresueltos le presto algunas palabras que por ahi pueda usar para rimar con lo anterior: mails, indecisión, golpes bajos, helado marroc, remera corte peplum, auriculares fucsia, liquidaciones, Florida, Hegel, Jazmin Chebar, dos lágrimas, breaking up y making up.

 Sea como sea, me gustaría poder plagiar a Mariah para la canción de mi día: "OK, so it´s 5 AM and I still can´t sleep, took some medicine, but it´s not working".
 Y entonces Snoop cantaría mi rap y mi vida sería más transitable. Sobre todo porque sería un videoclip de 6 minutos tops, con el outfit perfecto y Adam Levine como mi coprotagonista. Por ahí tendría que incluir "Lived happily ever after" entre mis tips. 

martes, 6 de agosto de 2013

You´ll always be a part of me...

Si esto fuera una canción de Mariah Carey empezaría conmigo y el brushing más perfecto del mundo en una hamaca tarareando. Algo así como esto: http://www.youtube.com/watch?v=LfRNRymrv9k. Pero no lo es.
 Sea como sea, es el sentimiento de lo que Mariah me hizo sentir lo que quiero transmitir. Quiero hacerlo llegar porque pienso que encripté parte importante de este proceso que da un paso adelante y tres para atrás.
 En las sesiones que cierran mis semanas nunca falta la pregunta sobre si tengo flashbacks, si vienen a mi recuerdos o si lloro. Y la verdadera respuesta solía ser "No". No tengo flashbacks, mi memoria no pasa voluntariamente por ningún recuerdo y dejé de llorar en el día 3.
 También es verdad que veo partidos de fútbol que no entiendo de vez en cuando, paso por la sección de Filosofía de las librerías como si entendiera algo y se me tapó un lagrimal del ojo izquierdo. Presto atención al Facebook de Messi, puse libros donde siempre alguien dejaba libros y el corazón me late diferente cuando camino por la calle Florida.
 ¿Por qué hay que recordar? Mejor dicho, ¿por qué en mi intención de no recordar me llené de marcas?
 Entonces empiezo a acordarme de un montón de cosas. Porque la realidad es que en todo recuerdo importante me encuentro acompañada por él. Bueno, excepto en mi primera comunión o el día que aprendí a resolver ecuaciones con dos incógnitas.
 Creo que no quería acordarme porque procesar últimamente me cuesta más de lo normal. No quería acordarme del día que lo vi por primera vez o las primeras veces de todo con él. No quería acordarme que me dejó inventar mi "Medio cumpleaños", que nunca necesité aprender a tomarme la fiebre, que entendía que las milanesas eran la base de mi dieta, que a veces mis cables se cruzan por unos minutos y que mi gusto musical abarca todos los espectros más espeluznantes de la historia del pop.
 No quería acordarme que fue el único dispuesto a subirse conmigo a un auto cuando "aprendí" a manejar, que no le asustaba mi placard y que siempre aceptó mi amistad casi patológica con un caniche Toy de 13 años. No quería acordarme que a veces me sentía como Penny de "The Big Bang Theory" al lado de alguien tan inteligente (Lo cual es un GRAN halago, dado que I´m super smart).
 Y me sigo despertando a las 3 am. A veces no sé por qué, a veces porque tengo calor y entonces me acuerdo que tenía razón: Dos plumones y una frazada de piel son demasiado, incluso para alguien con grasa corporal cero. 
 Son muchas cosas las que no quería acordarme.  No quería acordarme porque cuando me acuerdo siento como si me faltara algo. No sé qué hacer con eso. Y ¿entonces? Hago lo que puedo y se me tapan los lagrimales.
 Es mentira que los objetos del deseo son intercambiables. Aunque sea es mentira que sea así como si nada. Porque nada se pierde para siempre, todo deja marcas antes de caer. 
 Yo nunca elegí al azar a nadie en mi vida, siempre aspiré a las mejores marcas. Y no creo tener un plan donde los personajes son secundarios al camino que uno sueña con ellos.
 Me cuesta pasar por el recuerdo algo que no veo en el pasado. Paso por canciones, o por pensamientos aislados de madrugada; es lo que me sale.
 Siempre vas a ser parte de mi...and I´m part of you indefinitely.



domingo, 4 de agosto de 2013

There´s a stranger in my life...


 "Carrie Bradshaw es emocionalmente inestable". No puedo creer que alguien haya dicho eso, sobre todo después de que pasé 3 horas comiendo helado de chocolate marroc e intentando inhalar parte de su sabiduría.
 Entonces me pregunto qué es ser emocionalmente inestable, porque parece ser una frase que me acompaña mucho esta semana. "Sos emocionalmente inestable". Aparentemente ni el efecto placebo de las liquidaciones puede mantenerme en una línea coherente.
 La inestabilidad para mi es una camisa que vi hoy que tenía el cuello y los puños rayados y el resto del cuadrillé más espantoso del mundo. Es pintarse las uñas con colores de verano en invierno, no saber cuántos accesorios son too much o mezclar dos perfumes diferentes.
 Entonces desde mi óptica no soy inestable. Pero aparentemente decir "sí" un día y "no" otro, es entrar en Unstable Land. Lo entiendo pero, por otro lado, pienso que mi estado de mujer en duelo tendría que darme una "Get out of jail" card para estas situaciones donde mis cables se cruzan y entro en la tierra de los "No sé".
 Sea como sea, no comparto que Carrie sea  inestable. No creo que ninguna mujer con acceso a un par de Manolos pueda ser una montaña rusa de emociones. Pienso que lo que algunos leen como inestabilidad es simplemente una falta de sincronía de momentos.
 "Siempre supo que quería a Big, y nunca se la jugó". Bueno, yo no lo veo así. Desde mi óptica, Carrie siempre estuvo a la espera de un hombre que no terminaba de decidir qué quería de la vida, mientras su reloj biológico corría y su placard se expandía. 
 ¿Podría ser que algunas mujeres nacieron para esperar al  hombre que no sabe lo que quiere? Es trágico porque cuando aparece alguien que sí sabe lo que quiere, ellas no saben cómo responder. Acostumbradas a leer entre líneas, a vivir con flashes del pasado y visitas relámpago. A discursos que se abren y cierran como el inconciente en pleno análisis. Cansador.
 De todas formas, excusas a un lado, no es inestabilidad emocional. Prefiero llamarle ¿"reorganización mental femenina"? ¿reacción defensiva contra la seguridad ajena?. Bueno, las cosas por su nombre: Inestabilidad transitoria hasta que vuelva a mí misma.
 Dudo que falte mucho tiempo para mi versión mejorada. Esa versión que no solo es excelente "estacionadora de auto" en los estacionamientos de los shoppings, sino que también puede acomodar perfectamente bien su vehículo entre dos autos en cualquier vereda. 
 Esa versión de mí que no escucha más Justin Bieber y tiene entradas para ver a John Mayer. Esa versión está en plena gestión.

domingo, 28 de julio de 2013

Right kind of wrong.

 Caminar sobre una estructura implica que todo tenga su lugar. Mi placard es simbólico de mi cabeza, pero últimamente está algo desordenado y empiezo a preguntarme si eso es bueno o malo.
 Mis defensas se tensan cuando aparece gente que atenta contra mi estructura. Me desconcierta y me fascina a la vez el caos ajeno. Esas personas que no se aferran a nada, que no tienen un lugar para cada cosa y no necesitan analizar cada paso.
 Y es que en mis ojos eso está mal. No tendría que fascinarme con el desorden ajeno porque sé que eso solo puede significarme problemas.
 ¿Cómo manejar a una persona donde 1+1 no es igual a 2, y la B no le sigue a la A? Es como querer usar dorado con plateado o plumas con piel. Es como intentar ver la serie coreana sin subtítulos.
 Creo que por primera vez en esta historia quiero mantener las cosas simples. No quiero definir cada paso, no quiero firmar papeles o prometer absolutamente nada. 
 Seguramente esta sea una apuesta donde voy a perder, por el simple hecho de estar sujeta a un Superyó bastante similar a Skeletor. Pero siento que es hora de desarmarme para poder encontrar algo nuevo.
 El jueves tengo una cita con "Coyote Ugly" y un "Los árboles", para poder reflexionar sobre las exigencias de la vida con una de las personas que está más cerca de mi cabeza.
 Amo esa película porque, más allá de las super canciones de Leanne Rimes, me recuerda la importancia de dejar atrás las cosas que dan miedo. No me malinterpreten, no aspiro a ser bartender de una cantina de segunda, aunque no voy a negar que sería divertido el acceso libre a shots de tequila y bailes en la barra.
 Tal vez sea hora de dejar atrás las opciones de "Sí" o "No", porque últimamente estoy un poco más cerca del "No sé". Y tal vez haya sido injusta con muchas reflexiones, porque empiezo a darme cuenta de que lo que tenía claro era un plan que me daba seguridad.
 "No sé". No sé un montón de cosas. Y "puede ser". Pueden ser un montón de cosas. 
 No sé a dónde me voy a ir de vacaciones, no sé con quién y no sé cuándo. No sé qué me voy a poner esta semana, no tengo ni idea de lo que quiero hacer cada día y tampoco sé por qué hago tantos planes. No sé si el rojo está o no en mi paleta de colores, no sé si manejo rápido o si mi nariz tiene el tamaño que queda bien con los Aviator. No sé si el mes que viene me va a divertir lo mismo que este mes; si me cansó el flequillo o si es hora de cambiar los cuadros.
 No sé si me casaría con Justin Timberlake, no sé si mi computadora tiene o no virus, no sé cambiar un cuerito y tampoco cómo cambiar un foco de luz. No sé cuál es mi tipo o cuál no lo es, qué tipo de libro comprar para matar el tiempo o qué fue de la vida de Aaron Carter.
 Puede ser que me vaya a Nueva York, California o París. Puede ser que use vestidos y ponga el gorro de lana al fondo del placard. Tal vez cambie mis planes, cambie mi menú y no diga tanto que "no". Puede ser que deje de criticar todo, que mezcle plateado y dorado y aprenda a tolerar lo incombinable. Puede ser que acepte los grises y acepte que a veces alguien no sepa qué o por qué.
 Y entonces podría ser también que deje de preguntarme: Should I wanna spend my time with you? y acepte que "You are the right kind of wrong".



jueves, 18 de julio de 2013

Haven´t you heard that I´m gonna be OK?

 Últimamente tengo muchas preguntas. ¿Por qué me compré esa pollera que no estrené? ¿Por qué no consigo un abrigo para estrenar la pollera más incombinable del mundo? ¿Qué fue de la vida de Twiggy? y ¿ Cómo empezó el Big Bang?
 Bueno, lo del Big Bang es mentira, pero quería agregar una pregunta intelectual. Lo que sí me pregunto una y otra vez es lo siguiente: ¿Por qué ese instinto femenino arcaico de responder a la cara de perro mojado?
 En una reflexión poco profunda me dí cuenta que son pocas las canciones de hombres hablando de resentimiento o dificultades para cerrar ciclos. Si prestan atención, siempre son síntesis de reflexiones tardías y cara de pobrecitos.
 "When I was your man" de Bruno Mars es un claro ejemplo. "Tendría que haberte comprado flores y sostener tu mano, blablabla, sé que es muy tarde, sos super, espero que él te compre flores, que te sostenga la mano, te dé todas sus horas cuando tenga la chance...Que haga todo lo que yo tendría que haber hecho cuando era tu hombre".
 Me pregunto el por qué de la necesidad de expresar eso. Porque si honestamente uno pensara que es muy tarde, se lo guardaría para su pseudoterapia personal. Pero en realidad Bruno es un manipulador al piano.
 ¿Por qué el mundo no ve que a veces hay reflexiones que se pueden hacer desde la escena misma? Después puede ser too little, too late.
 Creo que la propaganda del Alto Palermo es coherente con la analogía de las escobas nuevas que siempre barren bien. Opino que nos deben derecho de autor a unas cuantas personas y también siento que es el correlato a estos hombres que encarna Bruno Mars.
 Sea como sea, no estoy tan segura de que la propaganda de uno de mis tantos hogares refleje toda la realidad. Es verdad que en el mundo de los "Ex" queremos brillar más que nunca. Pero también es verdad que no necesitamos esforzarnos para hacerlo. No necesitamos ropa nueva, brushing o señalar los kilos de más del otro.
 Es la sensación de que algo no estuvo bien, lo que hace que emerjamos como diosas en ciertos reencuentros. Igual hacer una visita por el Alto nunca está de más.
 Para las que tengan que enfrentarse a reencuentros les recomiendo:
1. Sean casuales, no se distraigan con lentejuelas.
2. Inyecten Taylor Swift en sus venas.
3. Coman un muffin de doble chocolate.
4. Sepan a qué y por qué van. Recuerden que estos son chocolates Milka con poco poder introspectivo de los que solo queda el papel.
5. SEPAN A QUÉ VAN TIMES 2.

 Les presto una frase: If it´s over let it go, come tomorrow it will seem SO YESTERDAY.

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...