domingo, 3 de noviembre de 2013

Invisible

 En 1998 cuando Internet era un misterio, Google un extraño oasis e ICQ estaba fuera de los planes; ¿para qué usábamos la web?
 Yo la usaba para buscar las letras de las canciones de mi, en ese entonces, nueva ídola: Britney y para mandarme mails con algún colombiano adolescente (Or so I thought) vía Outlook.
 Y así los pen-friends de 5° grado se convirtieron en mail-friends. "¿En qué grado estás? ¿Qué hacés los fines de semana? ¿Tenés mascotas? ¿Cuál es tu canción preferida?". No se mandaban fotos, no había cámaras digitales y escanear fue, y es, una fiaca.
 Y en un rapto retro, se me ocurre comparar esa escena con Blind dating.
 Una conocida recientemente acercada a la soltería, decidió probar esa opción. No, no se trata de entrar a salas de chat de gente descorazonada cuya esperanza recae en un extraño con panza de cerveza y un bigote de chocolate del otro lado de la pantalla.  Se trata de las conexiones de la vida donde tu contacto llega al de otro, que el amigo de una amiga conoce.
 La contemporaneidad tecnológica hace el resto. Obvio que el stalkeo previo es clave en este proceso. Y, si tienen suerte, el chico tiene facebook, twitter, google + o salió alguna vez en el diario y es "encontrable" vía Google.
 Y entonces empieza una cadena de mails, what´s up, facebook chatting. Y caemos en esos lugares comumes para conocer al otro. Preguntándonos qué diferencia una amistad, de "algo" y dónde está el punto exacto donde las relaciones nuevas se convierten en una u otra cosa.
 Me pregunto si al principio siempre existe una conexión entre dos personas que se empiezan a conocer. Porque cuando la predisposición es buena, es inevitable que la energía también lo sea. Pero me cuestiono también si es posible cercenar la sinergia del face to face, de otro tipo de sinergia. Porque inevitablemente, el lenguaje no verbal y lo que somos físicamente también se pone en juego en las relaciones...sean el tipo de relación que sea.
 La espontaneidad se pierde a veces en la tecnología. Es una herramienta que deja demasiadas cosas libradas a la imaginación. Y la imaginación es un elemento que se presta mucho a la desilusión, porque suele subir las expectativas a niveles altos.
 Blind dating. Me pregunto si es una buena opción. Seguro es mejor que esas pistas donde Cupido se agazapa cual tigre al acecho sponsoreado por Bacardi y Campari. Pero las citas siempre son difíciles cuando son de a dos. Me pregunto si existe alguien capaz de ahorrar momentos de silencio incómodo, lo suficientemente inteligente y gracioso como para descontracturar transiciones complicadas.
 Blind dating...es como el amigo invisible de los adultos del 2013. Supongo que lo que tiene de bueno es la posibilidad de dar oportunidades antes de poder sumergirse en preconceptos. Supongo que lo que tiene de malo es que, como cuando se corta la luz, te podes golpear contra la mesa.

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