domingo, 16 de noviembre de 2014

Look at this heart shaped wreckage...

 No entiendo el concepto de domingo. Honestamente creo que nunca lo voy a entender, veintinueve años tendrían que haber alcanzado para desenmarañar el día más gris de la historia y desarticular el hechizo de su ocaso. 
 ¿Cómo puede haber gente que elija llamar Domingo a sus hijos? ¿Cómo pueden existir seres humanos que lo esperen con ansias para meditar entre frazadas? Gente que se casa, que se bautiza, que festeja cumpleaños. 
 No logro activar el último día de la semana. No puedo poner a funcionar ni un cuarto de neurona para combinar un short y una musculosa. Todo es triste los domingos, hasta el shopping. Piensen: No hay descuentos, no repusieron talles y la calle se llena de gente adulta tomando café y perros abandonados. 
 Y entonces pienso. Pienso que todos sabemos lo que es la depresión, porque todos vivimos algún domingo en la vida. Esa sensación de que el sol no atraviesa la piel, el placard está desordenado; ese momento donde entrás en un agujero plan free y el helado se derrite rápido. Los ravioles engordan tres veces más que cualquier otro día de la semana y el celular tiene menos señal. 
 "Tenés que hacer cosas que te llenen el alma". Los consejos ambiguos me confunden un poco. Bien podrían haberme dicho algo en ruso o jeringoso (No importa cuál sea mi CI, nunca voy a poder hablarlo), porque el concepto de alma es la teoría más random que existe en el mundo. ¿Qué hago cuando me dicen eso? Me compro mi cuarto swatch y me como un Cofler familiar. Pero, aparentemente, el alma no está en la muñeca o en el estómago. 
 ¿Dónde está el alma? Los filósofos hablan de pasiones, de sentimientos; básicamente de boludeces. Todos pensamos que está en el corazón y que se estimula a partir de una sensación extraña que nace en la boca del estómago pero, ¿dónde está? Porque eso bien podría ser taquicardia o hambre. 
 ¿Dónde NO está? No está en mi placard, o en los libros que voy cerrando. Estoy 57% segura que su sustituto está en Disney, pero implicaría vivir ahí 24 x 7. ¿Está en la filosofía de vida de "Comer, rezar, amar"?  ¿Está en algún punto de nuestra frente, como un tercer ojo?
 ¿Qué llena el alma? Sé que no es un reloj, pero creo que puede servir para pensar una analogía. Porque lo que llena el alma, es efímero. ¿Cómo llenar algo que está destinado a vaciarse? ¿Cómo mantener completo algo que está programado para descascararse?
 Porque el "alma", esa especie de aura interior que guarda la felicidad, no existe. O sí existe, pero existe como un cúmulo de marcas. Un cúmulo de "swatches" que entran y salen. 
 Si pudiéramos llenar el alma, nos quedaríamos sentados a vivir la felicidad. Pero no podemos. Somos sujetos barrados, estamos programados para estructurarnos a partir de una pérdida. Nos vamos constituyendo a partir de fantasmas. Un swatch, una cartera, un amor, un amigo, un triple fantoche. 
 Pero los fantasmas a veces se caen. El swatch se queda sin pila y el alfajor se termina. Y queda el "alma para llenar", queda una "falta".
 Llenar el alma es erigir un fantasma que nos deje funcionar. ¿Un hobby? ¿Un mantra? Pintar mandalas, esculpir en arcilla, armar barcos con fósforos, asirnos de una profesión, disfrazarnos, buscar un sobrenombre, admirar a alguien, aspirar a algo. Correr una maratón, ordenar el placard, contemplar pájaros, plantar un árbol. 
 Y los que odien el domingo, van a poder sentir algo de esta pérdida mítica. Sentir que termina un ciclo, y todo vuelve a empezar. Tratar de acordarse lo que hay por delante; armar al Yo, al personaje que tapona la falta. 
 Pero, honestamente, estoy confundida. No entiendo cómo se llena el alma. Soy muy mala pintando y las mandalas me parecen el concepto más tonto del mundo después del origami. Los pájaros que me gustan son los cóndores y no viven en Bs. As., mi ansiedad me hace regar de más las plantas y mi ropa no entra en el placard. 
 Yo creo que el problema principal en los consejos amiguísticos con tinte de carta astral de Horangel, es no empezar por definir las coordenadas del alma. Y si pudiera hablar con Horangel, le mostraría el desastre en forma de corazón que tenemos, y le preguntaría cómo se llena. ¿Cuántos swatch? ¿Cuántas carteras? ¿Qué hay que regalar? ¿Qué hay que construir? ¿Qué fruta hay que comer y que mascota hay que tener? ¿A dónde hay que viajar y a quién hay que besar? ¿Qué dicen las cartas del pronóstico de mi pelo? ¿Cicatricure está haciendo algo por mi piel? 
 Y tal vez pueda reemplazar terapia por un astrólogo que me visite mensualmente. Tal vez existe alguien que pueda leer este heart shaped wreckage como si fuera una borra de café. Y es que mi terapeuta sabe, que yo solo quiero saber el futuro; no importa cuan monótono o excitante sea. Porque sacarle al final su esencia, es sacarle al domingo su depresión y ver la falta a los ojos. No existe "Feliz Domingo", no hay viaje a Bariloche gratis que los levante, nos queda buscar un astrólogo.  

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...