lunes, 2 de septiembre de 2013

I don´t wanna be like Cinderella

 Y mientras mi departamento se llena de olor a pollo a la mostaza que, obviamente, no nace en el seno de mi hogar; yo pienso en Disney.
 Me levanté con la lectura de un tweet de alguna soltera que redacta en un continente lejano y me iluminé con su reflexión sobre el invierno. ¿Por qué las solteras piensan que la llegada del frío tiene que estar acompañada de un hombre? ¿Por qué no se compran un tapado como el resto de los mortales? Y concuerdo totalmente, después de todo las mujeres tenemos más grasa corporal que los hombres...y por alguna extraña razón, muchos más abrigos.
 Y es que Disney nos hizo creer que la vida giraba alrededor de la espera eterna de un príncipe azul que llega montado en un caballo con mejor pelo que el de una. Si lo pienso dos veces, es lógico. Si mis días se desplegaran con horas infinitas al pedo cantando en un bosque con un coro de pajaritos y ardillas danzantes, yo también estaría a la espera de algún ser humano con quien compartir algo más que una canasta para juntar fruta.
 Pero no vivimos en un bosque. Vivimos en lugares que derrochan actividades interesantes, acompañadas de placards repletos de abrigos. 
 Para esta extraña que por algún motivo sigo en una de las tantas redes sociales en las que me veo inmersa, el invierno a la espera de un compañero es injusto. Para mí, en otro continente donde lo que se acerca es la primavera y el mundo gira apestado de pares que caminan de la mano y dibujan corazones; la idea de que esta estación se asocie al amor tampoco tiene sentido.
 Y entonces acostada en mi cama, preguntándome si es hora de guardar las frazadas de piel y vestir mi cuarto de cobertores verde agua más veraniegos; pienso que no se puede vivir a la espera de un caballo blanco.
 Porque me pregunto de qué le hablaría La Bella durmiente a un príncipe que llega repleto de hazañas, si destinó su vida a esperarlo sentada al lado de un conejo que la mira bordar. Y entonces me pregunto también, qué queda cuando una nueva aventura se lleva a un príncipe que podría no llegar para quedarse.
 ¿Por qué llenar nuestra vida de historias donde las princesas nacen para esperar? Seis minutos para las 12. ¿Y? La vida de uno no tendría que depender de un hada madrina que pinta un vestido con una varita mágica. 
 ¿Dónde están las historias de los príncipes que esperan a la princesa que tiene sus propias aventuras? ¿Por qué Mulan tiene que disfrazarse de hombre para ir a donde está la acción? ¿Por qué Bella solamente puede soñar más allá de la vida provincial?
 Eso es Disney. Es una especie de máquina de mariposas que nos hizo pensar que la vida se trata de ponerse un vestido y cantar, que los animales algún día nos van a hablar y que siempre hay una bruja en la historia.
 Y después se preguntan por qué Lindsay Lohan perdió el camino...
 Yo no quiero ser como Cenicienta..."sitting in a dark old dusty cellar, waiting for somebody to come and set me free". Preferiría que de ahora en adelante el príncipe sea el que cante con ardillas en algún pueblo lejano. O que directamente no haya ardillas.
 Pero eso es Disney...ardillas que cantan, calabozos y dragones. Y este es el mundo real: Subte, tapados y Twitter. I´m gonna rescue myself.


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