lunes, 8 de julio de 2013

Darling I´d still catch a grenade for you...

 A veces el mundo alrededor tiene expectativas en nosotras que se dejan leer a través de frases pintadas de apoyo moral y admiración por nuestras posiciones intransigentes. Ese orgullo ajeno puede caer con una sola actitud donde demostramos ser humanas.
 Hace un mes y dos semanas me autoconvencí de que era la mujer más parecida a Iron Man. Y es que crecí pensando que regenerarse es igual a superar en microsegundos los tropezones, y ahora veo que voy a necesitar más que un par de shopping sprees. Tal vez tendría que cambiar los shocks de keratina por un desfibrilador que me tire una descarga eléctrica directo al corazón.
 Tres días en cama, auriculares fucsia, dos jeans, una remera, un collar, dos pantalones, tres sweaters, un blazer, cuatro vinchas, una pollera, dos can cans y un gorro. Pensé que tenía la fórmula para el éxito, pero solo encontré el camino a la negación.
 En 27 años nunca tuve problemas de sueño, soy lo más parecido a Aurora de "La bella durmiente", no hay horarios que me restrinjan y no necesité nunca gastar energía para descansar non-stop. He dormido la siesta en toallas tiradas en el piso después de noches costeras, en el subte, colectivo y cualquier cosa que me separe del suelo.
 Mi reloj interno marca cuarenta y cuatro días de siete horas de dormir sin dormir. Son las incongruencias de la vida. "Dormir sin dormir", nunca lo habría pensado. 
 Entonces empiezo a preguntarme por qué no podemos dormir a veces. Y la lógica que conservo le pregunta al círculo que vive en mi cabeza si no será porque estuve pensando sin pensar.
 Me quejo de las utopías de las películas donde Sarah Jessica Parker supera a un tipo en tres escenas de veinte minutos, solo para darme cuenta de que en el día a día una muchas veces trata de hacer lo mismo.
 La ley de trabajo tendría que contemplar una licencia que se llame "Breaking up is hard to do", y con el aguinaldo tendría que venir un viaje que funcione a modo de pseudo viaje de rehabilitación emocional a lo "Eat, pray, love".
Me crié sintiendo que ser fuerte significaba levantarse como si nada hubiera pasado, y de alguna manera mi mente tradujo los mensajes del ambiente en la idea de que las heridas pueden taparse con blazers y las ideas ordenarse con vinchas.
 ¿Alguna vez se subieron a una montaña rusa? Cuando el carrito sube, hay un microsegundo antes de la caída donde lo que se experimenta es ansiedad pura antes de la adrenalina de caer. Bueno, no estoy en ninguna montaña, pero de alguna manera experimento esa ansiedad cuando me comando a mí misma a dormir.
 Esta es la era de los celulares; esos hermosos aparatos que sirven para hipercomunicarnos, stalkear y tener más notificaciones que minutos en el día. Los quiero tanto que solía pensar que podían salvar el mundo, pero hoy en una demostración humana el mío lo sacudió.
 Entonces se me ocurrió usar the bullet that killed me, para intentar salvarme. Y con el mismo Blackberry que me desencajó de la estabilidad que me había inventado, hice el llamado que podría prestarle algo de coherencia a mi mente.
 Marqué un número nuevo para mí y escuché su voz. Viernes a las 20 Hs. La cita que puede abrir el nuevo capítulo de mi vida. Reacia a su voz juvenil, me ganó cuando me dijo que me quería conocer y saber qué me pasa. Pero sigo reacia a prestarle los mecanismos que me mantienen en una pieza.
 Sea como sea, esta es la única cita que creo poder tolerar este mes. Una persona matriculada y yo. Una persona que pueda escuchar lo que hago que es distinto a lo que siento, y que pueda ayudarme a unir partículas en un microcosmos espiralado.
 Y si a fin de mes puedo ver más claro, en vez de ver los zapatos y tapados que no me compré; entonces estas van a ser las citas más exitosas de mi existencia. Porque nadie tendría que estar dispuesto a atrapar granadas ajenas, y no hay que ser Bruno Mars o Freud para saber eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...