lunes, 8 de febrero de 2016

Yo tenía otro plan, una historia mejor...

 A veces me sorprendo con lo rápido que pueden cambiar las cosas. Desde mi estructura, todo cae en casilleros que se unen para conformar planes. Por cada viaje, hay un Excel con solapas infinitas. No siempre están completas, pero la intención es lo que vale. ¿No? Gastos, fechas, día a día, outfits. Listas infinitas, la vida en solapas.
 Mis amigas se ríen de mi tendencia a agendar planes en mi celular. De mi necesidad de pedir días y horarios para poder prepararme, o de mi falta de disponibilidad. ¿De mi vida en solapas?
 Me pregunto si, en mi intención de simplificar, complico. Si en mi deseo de ordenar en solapas, escondo parte de los archivos. Tal vez es más fácil destinar a alguien una solapa, que compartir el documento. 
 Y en mi intención de controlar, termino haciendo la vida más difícil. Termino haciendo  research innecesario de obras under que ni siquiera quiero ver. ¿Es eso parte de este plan? 
 "No te puedo leer todavía". Y yo me quedo en blanco, porque en mi mente es tan fácil como mirar un excel. ¿Se supone que sea así de difícil leerse? Entonces me doy cuenta. Me doy cuenta de que esto es más complicado de lo que pensé, cuando vivimos midiéndonos. Y me doy cuenta de que no estuve tratando de leerlo, y definitivamente no quise que me leyera. 
 Tenía todo el fin de semana agendado. Tenía toda la semana organizada: Martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. Martes stretching y cena, miércoles research, jueves teatro, viernes cena, sábado y domingo viaje. Pero, contra todo skill de planificación, todo se movió de lugar. 
 "Yo tenía otro plan". "No podés planear todo, no siempre funciona así". Me dijo alguien hace mucho tiempo, en esa época en la que se me borró el Excel sin back up. 
 Así y todo, tenía todo el fin de semana agendado. Una vez más; tenía otro plan y, otra vez, todo se movió. Horas de research en una obra que ni llegué a ver, ningún Excel que me ayude a armar el bolso del finde, el cumplimiento de mi (no)fantasía de ser botinera por un día y una cura de sueño. 
 Los planes cambian, y me pregunto si tengo que dejarlos o abrazarme a mis solapas. Es como cuando vas a Kosiuko por la camisa de flecos que creías necesitar. Llegás y atravesás todo el local en busca de la camisa. Sabés dónde está, sabés cuánto cuesta, sabés el talle.  Atravesás la tienda y ni mirás todo lo demás. ¿Por qué no mirás lo demás? Llegás a la camisa que forma parte de tu plan, y está colgada al lado de otra camisa que brilla. 
 Las encrucijadas de la vida. Pensabas que querías los flecos, pero hay una camisa que brilla. Te gustan los brillos, pero no hay solapa para eso. Vos tenías otro plan, una historia mejor. Una historia con flecos. Sin embargo, no podés dejar de preguntarte qué tiene esa otra camisa de especial. Y te preguntás. Te preguntás si será real o fantasía. Si aferrarte a lo que planeaste, planear de nuevo, o no planear. 
 Tal vez planeamos, para sentirnos seguros. Tal vez por miedo a que, lo que brilla, deje de hacerlo. Por ahí porque es más fácil caminar sin mirar todo el local. 
 El problema de planear, es que rara vez todo encaja donde lo proyectamos. Te probás la camisa de flecos, pero no es como pensaste que iba a ser. Insistís, porque no puede estar mal, es lo que se espera de la temporada. Pero algo no está bien con este plan.
 Los planes no siempre son perfectos cuando se materializan. En cambio, cuando las cosas se mueven, todo encaja. No hay forma de que algo salga mal, si nadie lo imaginó mil veces. Alguien se mueve y los planes se desfiguran; capturándonos en instantes que cambian todo. 
 No es que pretenda simplificar, pero no voy a hacer un Excel de la camisa de brillos. No podemos hacer Excels de casualidades. 
 Hace muchos años acepté un plan que nunca habría aceptado en un millón de años. Terminé en un bar siniestro de algún lugar recóndito de zona Oeste, viendo una banda de rock y mi vida cambió. En ese entonces, vi a alguien por pura casualidad y algo pasó. En ese entonces yo tenía también otro plan, una historia "mejor" (que definitivamente no involucraba un bar en Morón). 
 Nueve años después de mi primera casualidad, ya tendría que haber aprendido. Tendría que saber, que es mitad y mitad...y no controlo el Excel. Y que, aunque tengamos otro plan, no siempre es una historia mejor. 
 Te vi por pura casualidad. Yo tenía otro plan, una historia mejor. Flecos y brillos, menos mal que estamos en liquidación y no hay tantos caminos.






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