martes, 10 de mayo de 2016

A public affair...

 Diez horas y media de trabajo, un chico en el colectivo usando remera con capucha, un mal día para mi pelo, una tortilla de papa y CERO coca light. 
 Cual Lindsay Lohan en rehab, llego a casa pensando en que esta es una buena semana para hidratarme solo con agua. Pero no. Me entero que una chica empapeló Palermo con un Tinder y, no puedo evitarlo, necesito Coca Cola. 
 ¿Saben qué pienso? Pienso que esta chica confundió un barrio de CABA con el reino de la Cenicienta. En el 2016, no tenés chances de ubicar a una chica a través de un zapato. Todas entramos en un talle 37. Menos que menos, vas a encontrar a Tinder por un folleto. 
 No se confundan, probablemente la llame. Pero ella va a tener que cambiar el celu antes de ese momento, por la cantidad de mensajes que va a recibir. 
 Prejuicios a un lado, estoy con la causa de fondo. Estoy con la causa porque descubrí que, después de todo, soy una romántica. Pero  también pienso que a esta "jugadora", le faltó un poquito de aguante de su equipo. 
 Soy la primera en decirles que, si les gusta y tienen ganas, manden mensaje. Estoy 100% comprometida con la meta y nunca voy a prohibirles ir a Zara por una primera cita. Si me encuentran en un buen día, seguro hasta justifique uno que otro "visto" y nunca voy a dudar en asesorarlas sobre cuáles son sus mejores anécdotas y qué color les queda mejor. 
 ¿Por qué? Porque eso  hace un jugador en equipo. Ahora bien, también siento que es mi obligación disuadirlas de comprometerse en cualquier tipo de pasacalles, cartel abrillantado, panfleto o banner por un período de 12 meses...o toda la vida. 
 Y no se trata solo de la falta de seguridad en que el mensaje llegue al destinatario. Porque, seamos honestas, incluso cara a cara el mensaje podría no llegar. ¿O no es ese el encanto de la interpretación? Se trata del trasfondo de estos pedacitos de papel pegados con engrudo por un barrio pintoresco de Buenos Aires. 
 Seamos realistas. ¿Qué tantos medios virtuales tuviste que haber agotado para recurrir a un papel y un print de pantalla en este milenio? ¿Por cuántos canales te tiene que haber bloqueado esta persona para que el único contacto sobreviviente sea en la superficie de un poste de luz? Y; si no tenés su whatsapp, su facebook, su mail, la casilla postal de su abuela, su fotolog, su icq, su messenger; ¿No será una clara señal de "Abort Mission"?
 Ahora bien, sos la típica amiga psycho que lo quiere contactar igual (todos los grupos necesitan esa amiga), te apoyo. Cualquier ecuación puede ser resuelta con tres datos, no importan las incógnitas (Campeón de las olimpíadas matemáticas, no opines).
 Tres datos y conseguimos lo que quieras. Su veraz, el nombre de su mascota, su tipo de sangre y qué comió al mediodía. Su mail, su celular, su CUIL. ¿Hacía falta gastar plasticola? ¿Era necesaria la contaminación visual?
 Se me ocurre lo siguiente: No tenías tres datos. Y, si no tenías tres datos, tal vez era porque este hombre...no quería ser cortejado por vos. 
 He aquí otro gran problema del amor en la sobredosis de la tecnología. No te dan ni tres datos, y ya inventaste una historia digna de un libro de Nicholas Sparks. Suena música en tu cabeza, tus ideas se mezclan sin ninguna necesidad de alcohol y volcás todos tus dotes artísticos a un panfleto hecho en Paint. 
 Querida amiga: Yo no sé qué le dijiste a este hombre, pero no existe la vuelta atrás del bloqueo. Es como la Fatality del 2016, es el fin del juego virtual. Pero te propongo que no sufras. 
 Tu próximo amor te va a dar, mínimamente, su número fijo antes de que pase un mes. Definitivamente no te va a bloquear y te va a decir su apellido o el nombre de su perro. No va a haber ecuación porque, si algo aprendimos después de tanto research, es que si el hombre te quiere ver, te va a ver. 
 Espero de corazón que este acto de "amor público" sea resarcido, para evitarle muchas sesiones de terapia a nuestra amiga de los folletos. Pero lo que de verdad quiero es que aprendamos a identificar esos sentimientos que no nos hacen bien porque, cada vez que suben folletos, muere un árbol y un hombre más en el mundo usa capucha. 










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