miércoles, 16 de abril de 2014

California King bed

 Admiro a la gente que duerme en el medio de la cama. Esa gente que se adapta rápido a las situaciones y se expande en todo el espacio en cuestión de instantes. 
 Aunque, si tengo que ser honesta, los admiro por un lado y me preocupan por otro. Son el estereotipo de persona que te despierta con una brazada a las 3 AM cuando intentan adueñarse del terreno frazadístico.
 A veces me gustaría dormir en forma de cruz y ocupar todo el espacio. No sé por qué. Supongo que es porque sería adueñarme de lo que es mio. 
 Seis meses dormí de "mi lado" de la cama. Dejé la otra mitad inmaculada, como si no fuera mía. 
 Un día me desperté y se me ocurrió la loca idea de que, si no usaba los dos lados, la cama se iba a desequilibrar. Como si 48 kilos pudieran hacer diferencia en los resortes de un colchón...
 ¿Entonces? Migré al lado contrario de la cama. Migré y me dí cuenta de que era mejor. Mejor visión panorámica del placard y acceso al living, mejor luz y distancia óptima del aire.
 Pero últimamente siento que es lo mismo. No importa de qué lado de la cama me acomode, siempre dejo un lugar.
 Sería patético confesar que a veces pongo los almohadones decorativos en el espacio vacío, así que me lo ahorro. A veces dejo los controles remotos o los auriculares que pretendieron conectarme a un soundtrack que hoy va mutando.
 Sea como sea, queda un lugar. Y me pregunto por qué dejamos siempre un lugar. Con almohadones, o sin almohadones; no podemos ocupar todo el espacio. Supongo que la cama no es como el placard.
 Pero, aunque siempre quede espacio; en la medida en que el tiempo pasa, siento que este lugar se encoge. Es como cuando volvemos a un lugar que de chicos nos parecía enorme, y en la distancia nos damos cuenta de que no era tan grande. (Salvo el Unicenter, que debe ser el único lugar en la tierra que crece por minuto).
 Hoy me desperté y me di cuenta de un par de cosas. 1) Mi pelo está un poco fuera de control, 2) Este va a ser un invierno de estampados, 3) Es hora de dormir en el medio de la cama.
 Y también decidí que puedo vivir sin algunas reglas. Mantengo la nave madre: Dorado y plateado no se mezclan; levanto otras reglas: Si la línea D no llega a la casa de un hombre, puedo darle una oportunidad; y tal vez (TAL VEZ), a veces no podamos elegir quién captura nuestra atención.
 Esta cama que hace un año parecía eterna, hoy no parece tan grande. Me pregunto si algún día me va a parecer chica, como mi placard.
 In this California King bed...we are 10.000 miles apart.

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