¿Por qué
quiero el reloj Samsung que conecta con mi Galaxy si: A) No puedo correr más de
una cuadra sin morir de un bronco espasmo, B) NUNCA iría a un boliche con esa
deformidad escondida entre mi tribu de pulseras doradas y C) Agendo solamente un
tercio de mis reuniones y reminders?
Supongo que
es por la misma razón por la que tengo un par de zapatillas Nike para correr y
varias remeras y carteras iguales en distintos colores. Marketing y una pizca
de ansiedad que muere en una pequeña compulsión.
Y es que
cuando veo la propaganda del reloj, me SUPER imagino corriendo por los bosques
de Palermo o patinando por el Rosedal. Mi colita de pelo larga zarandeándose al
ritmo del trote en un top fucsia y calzas de running (que también tendría que
comprar para matchear el nuevo accesorio); y Maroon 5 sonando en mi I pod, mientras quemo
la grasa que no tengo y tonifico mis “músculos”. De solo pensar esta escena, ya
me siento tonificada.
¿Por qué nos
mentimos? “Voy a RE correr, ¿para qué voy a gastar mil pesos en zapatillas que
no voy a usar? No soy tonta, duh!”. ¿Resultado? Usé las zapatillas dos veces
para ir al supermercado. Lo peor de todo es que elegí colores estridentes que
no combinan con nada de mi placard, por lo que si quisiera ir a correr,
necesitaría realmente ese top fucsia. Y sé lo que están pensando, la respuesta
es “no”, hacer ejercicio en un outfit que no combine es ganar salud física y
matar el alma; por lo que usar cualquier ropa el día que (no) voy a correr no
es una opción para mí.
Esto es como
esa vez que empecé gimnasia artística, mamá me compró tres mallas y dejé a los
seis meses. Y estoy bastante segura de que a todas nos pasa, aún a las que
piensan que no. Abran sus placards de cualquier área de la casa; va a haber
algún sombrero, pañuelo, saca cutículas o máquina de hacer pan que nunca
usaron. Alguna minipimer o hasta un molde para hacer muffins; una manzana que
murió en la heladera o un libro de filosofía que no empezaron porque
descubrieron que leer más difícil, no nos hace más inteligentes, es simplemente
más difícil.
Y hoy en uno
de mis tantos chats grupales, se generó una conversación ante la confesión de “Necesito
una cita”. La conversación incluyó frases como “yo también”, “chongo”, “ya
estoy en pijama”; omitió frases como “no tengo comida en la heladera”, “agoté
mi little black book” y “¿y si me compro un perro?”; terminó con la conclusión
de que “necesitamos irnos de viaje”.
Pero entonces
me pregunto, ¿necesitamos una cita? ¿No puede existir la posibilidad de que, y
estoy pensando off the top of my head, la cita sea como el reloj Samsung? ¿Que sea
como las zapatillas, el top fucsia o la minipimer? ¿Por qué todo parte de la
ilusión de una necesidad?
Juro que no
soy una loser, pero la semana fue agitada y hoy cursé todo el día; así que opté
por un sábado loser. Mis amigas y yo vimos “Sex and the city the movie DOS”, en
red…Bueno, en red es una forma de decir, la realidad pasó por otro chat: “Estoy
viendo Sex and the City”, “Yo también”…”Quiero que me pase eso” “Yo también…(la
parte de viajar gratis en primera y montar camellos con ropa de diseñador; no
la parte de ir a la cárcel o chaparte un ex en el desierto). Como sea, las
secuelas de cualquier película suelen ser para loser days, pero ese no es el
punto. El punto es que de toda situación estimulante generamos una necesidad.
Porque ahora creemos que necesitamos viajar a Abudabí para broncearnos y
sentirnos super poderosas.
No chicas.
Basta. No al reloj, no al top fucsia, no a Abudabí. Montar un camello debe ser
lo peor que te pasó en la vida; deben tener olor a chivados, te transpiran la
ropa, escupen y dudo que la incomodidad de la joroba nos deje andar con
glamour. El reloj futurista es la versión adulta de esa moda de 1992 donde nos
colgábamos un collar de hilo negro en el cuello del que colgaban chupetes de
plástico, o las gargantillas de 1999; las zapatillas con taco del ´97 o las
botas texanas del 2004.
Basta de fantasías
pseudo Carrie Bradshaw. No porque no te puedas cruzar un ex en Abudabí, eso
puede pasar totalmente; sino porque no te lo vas a chapar, no vas a estar
bronceada y tu marido no te va a regalar un diamante para reforzar tu
compromiso. Lo más probable es que hayas dormido mal, estés cerca de un maxi
kiosco y tengas la primera muestra de orina en una bolsa porque estás yendo a
hacerte un análisis de rutina.
Basta por
favor publicidad, propagandas, televisión. Tengo dos televisores en un
departamento de un ambiente y medio…Las chances de terminar con este reloj
Samsung en mi muñeca son altas, porque la carne es débil, aunque la mente sea
astuta. Pero creo que vale la pena intentar resistir la tentación… porque creo
que tengo razón, las necesidades nacen de una ilusión innecesaria. No necesito
ese reloj, NO LO NECESITO.
Así que chau
reloj super inteligente para corer y ver notificaciones o contestar llamadas,
chau reloj que no combina con mi ropa y es muy grande para una muñeca que puedo
abrazar entre mi menique y dedo gordo, chau. No podés empujar un río y no podés hacerme caer…después de todo, sos un
reloj digital y "this love don´t feel so right".
No hay comentarios:
Publicar un comentario