miércoles, 29 de octubre de 2014

Cada vez que pienso en vos...

 Esta semana volví a mi teoría sobre el amor. Mi terapeuta se ríe cada vez que la escucha, pero yo estoy 89% convencida de que es una decisión. De hecho, es más que una decisión personal, muchas veces se expone ante comités evaluadores. Bueno, quien dice comité evaluador, dice grupo de amigas alrededor de una botella de Campari. 
 No descarto la "magia" del amor y el momento en el que dos personas se conocen y se sienten atraídas. Tampoco descarto la multiplicidad de atracciones que unen a dos personas: Física, mental, complementaria, situacional, vudú o matrimonio arreglado en la infancia. Simplemente considero que hay una interacción de factores. 
 Por supuesto que existe la que saltea el comité evaluador o incluso el propio comité interno de su mente que analiza los riesgos y ventajas de la situación. Existen entonces las enamoradizas y las inenamorables (No existe, va a estar en mi diccionario). 
 Las enamoradizas no discriminan, van de rama en rama. Veinte años, treinta años, morenos, rubios, intelectuales, hippies, politólogos frustrados, ejecutivos, surfers. No hay un patrón, no hay un análisis, es puro sentimiento. Es como ir a una guerra medieval sin escudo o usar un vestido blanco y ropa interior flúo. Todo está expuesto constantemente, no hay mecanismos de autopreservación.
 No es que enamorarte en el subte no esté bueno. Es simplemente que hay que tener en cuenta que, si te enamoras en cada vagón, las chances de que camines al ocaso de la mano con esa persona al ritmo de una canción de Shania Twain son reducidas. Son reducidas porque la mala iluminación del subte y la falta de oxígeno nublan el juicio. 
 Las inenamorables son las que ni siquiera llegan al comité evaluador. Son las que buscan la reencarnación de Einstein en el cuerpo de Adam Levine, con el imperio de Donald Trump y el humor de Jim Carrey. It ain´t gonna happen. Sobre todo porque, si existe, ya se casó con Blake Lively. 
 Las inenamorables son herméticas, viven en la idealización. La idealización de ellas mismas y del otro, un otro que tenga todas las piezas en su lugar. Jim Carrey no debe ser gracioso todo el tiempo y hasta Adam puede perder su sex appeal a la mañana.  
 El error de las herméticas es que no van a la guerra medieval con un escudo, van con armadura. El segundo error es que, apuntar a lo idealizado, nos lleva a aspirar a nuestra propia idealización. Y no existe amor que valga maquillarse un domingo, NO EXISTE. 
 Entonces el enamoramiento es una decisión en tanto presupone optar por un nivel de apertura y compromiso con lo que se cruza ante nosotros. Supone optar, o no, por dar oportunidades a las opciones que se nos cruzan. 
 ¿Y el comité evaluador? Una vez que superaste la charla interna de tus instancias psíquicas y decidiste que estás ante una buena oportunidad, el comité aporta consejos a las decisiones. Creo que es prueba empírica de que somos seres sociales, partidarios de la vida en tribu. No hay un brujo que sabe sobre todo (We wish), pero hay espacios compartidos donde nuestros análisis personales se despliegan ante nuestros pares en salas de chat y juntadas en un balcón con fernet y la "OH La La". 
 Es como cuando jugámos al Monopoly, nos queda un billete de 500 y tenemos que decidir si compramos 10 casitas o esperamos una mejor oportunidad. Todo está sobre un tablero. 
 Las inenamorables no compran ni propiedades, y las enamoradizas se funden plantando una casita en cada adquisición. 
 Vivimos de decisiones y nos apoyamos en consejos. Decidimos levantarnos, qué ponernos, cómo peinarnos y qué comer. Decidimos qué leer, qué escribir y dónde ir. No importa qué tan influenciados por las normas sociales estemos, apegarnos nos hace ser portadores de decisiones. Pero nos apoyamos en consejos, para atenuar consecuencias. No decidimos qué sentir todo el tiempo; pero el amor, para mí, no es sentimiento puro, no es un disparo al corazón que no caduca. 
 Y me pregunto si soy enamoradiza, inenamorable o un intermedio. Me pregunto si eso también es una decisión. Pero cada vez que pienso en distintas situaciones, "fue amor". Aunque "podría haberlo hecho mejor"...y eso también es una decisión. 


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