miércoles, 29 de enero de 2014

The butterfly effect.

 Un año pasé convencida de que NO quería leer "50 sombras de Grey". Pero, así como la carne es débil, también lo es mi interés por la lectura. Así que bastó una cena de amigas para que un sábado a las 10 am estuviera en La Boutique del Libro comprando lo que me vendieron como una historia de amor bastante exótica.
 Puedo entender el atractivo del libro. Tengo que admitir que es mejor que  alguna novela de época donde la trama termina en un beso. Pero también tengo que ser honesta conmigo misma y saber que la historia es entretenida porque A) En mi imaginación el protagonista es la mezcla perfecta entre Justin Timberlake y Adam Levine y B) ¿No se dan cuenta? Bueno, para B uso un párrafo entero.
 "B": Esta es la historia de "la pibita" que sale de la categoría. Porque básicamente él es un neurótico jugando a ser sadomasoquista. Si hay un contrato, hay un otro. Así que  Anastasia es esa chica que puede ser objeto y sujeto para Justin Timberlake. Ergo: Yo no puedo parar de leer.
 Es como la versión mejorada de una película de Disney. Sobre todo porque dura más de 45 minutos, ninguno de los protagonistas es rubio y no tenemos que fingir que no existe el sexo.
 ¿Entonces? Yo cocino y leo, viajo en subte y leo, tomo sol y leo. 
 Y últimamente vuelvo a creer en las mariposas gatillo. En esos momentos que paran el tiempo. Porque cuando Anastasia entra en la oficina de Christian Grey y el aire se congela, yo siento mariposas. Y sí, no puedo evitar pensar que el momento sería mejor si se vistiera de Gucci desde el principio, pero tampoco puedo dejar de pensar en que esos momentos existen.
 Y no...probablemente no nos pase que vayamos a hacerle una entrevista a un magnate con la belleza de Adonis, la inteligencia de Bill Gates y documento 31 millones. Y si les pasa, no se va a enamorar de ustedes si se caen en su despacho y no las va a ir a buscar en su jet privado a la ferretería donde trabajan.
 Pero les voy a decir qué cosas sí pueden pasar.
 Lo que sí puede pasar es "ese momento" análogo a la caída de Anastasia. Ese momento es la sensación en la boca del estómago cuando ven a alguien y saben que va a haber una historia para contar. Y no, no es acidez; y sí, la historia puede terminar en una anécdota de un instante o de varios años.
 Lo que me interesa de este libro y de el efecto mariposa que intento recortar, es que justamente demuestra la antítesis del Cowboy Casanova. Es la clase de historia que lleva al límite. Porque este efecto no es nada más y nada menos que una alerta. Es la sensación de que empieza algo donde hay mucho por ganar e, indefectiblemente, mucho por perder también.
 ¿La lección? Tal vez la persona para ustedes es la que menos se imaginan y, por las dudas, siempre firmen un contrato. Si no saben cómo redactarlo, siempre está Google.

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