lunes, 21 de julio de 2014

I could fight sick revenge...but that´s not who Iam.

"Vos te angustiás y te obsesionás".

 De un lado maleza, y del otro el pasto verde flúo, brillante como nunca lo vieron. Eso es la histeria como yo la entiendo, la fantasía de que el (la) otro (a) fluoresce (la inventé, CLARAMENTE).
 "¿Qué sentís?" "Estoy triste, pero en forma de bronca. Me da bronca". 
 Y le explico que aunque yo sé y ella sabe que la fantasía del pasto celestial en el otro jardín no es más que eso, una fantasía con tinte de obsesión, no puedo salirme de ese círculo neurótico. Y quedo cual Dora pensando que ese parque donde la bronca se disemina existe, capturada en una imagen que uno mismo construye. 
 Supe pensar que la bronca nace de ella misma. Y en un mundo perfecto que roza lo arcaico e infantil, se extingue con un poco de ácido en el verde flúo. Ácido de lado, análoga sería la escena del video donde Kelly Clarkson corta toda la ropa del vestidor de su ex...Aunque en este caso no hay vestidores, hay playstations, en el mejor de los casos.
 Pero ¿de qué serviría? Porque honestamente prefiero quedar atrapada en la mirada al verde esperanza, antes que rodeada de maleza. Si despedazo la ropa del vestidor...me quedo sin ropa.
 Hace doce meses que pienso en algo que tengo que contarle a mi psicóloga de esta historia, eso que no le conté a nadie. Hace doce meses que me "olvido", solamente para acordarme cuando estoy en la puerta despidiéndome de ella. Pero hoy, mientras acomodaba mi vestido de terciopelo negro en el cuero, mientras respiraba entre las primeras tres lágrimas y medio sollozo que dejo que visiten su consultorio, mientras repetía incesantemente que oscilo entre la tristeza y la bronca; se lo conté. No importa qué...se me "escapó".
 Y pienso. Pienso que es irónico. Es irónico que algo que fue tan importante por su contenido hace un año y dos meses, hoy sea relevante por su silencio y no por su historia. Entonces me doy cuenta que la bronca no nace de ella misma. Nace de la falta de lugar, nace de la palabra no dicha.
 "Vos ahorraste muchas palabras, y no solamente para vos". Es verdad. Nos ahorré palabras. Lo cual es más que irónico, considerando que suelen sobrarme en escenarios ajenos. Pero en mi necesidad de control, me callé la boca e hice lo que mejor hago. Dí direcciones, me saqué el pelo de la cara con un movimiento brusco de "acá no pasó nada", cerré con llave y agrandé mi placard.
 "Tengo un poquito de ganas de hacerle mal, un poquito...poquitito, creo". ¿Les pasó alguna vez? Yo con la verbalización de ese deseo, me dejé caer. Porque no tengo ganas de hacerle mal a nadie. El peor mal que puedo hacer es matar arañas, y solamente porque no puedo dormir si sé que siguen en la habitación. 
 Cuando era chica, rompí las piernas del Ken de mi hermana sin querer (cross my heart). Cuando lo descubrió, le dí mi Ken para aplicar la ley del Talión...Porque pensaba "ojo por ojo". Ella rompió las piernas del único novio de Barbie que nos quedaba. ¿Qué descubrí? Ojo por ojo, nos quedamos ciegas...o sin Ken. Barbie salió un año con Kenes que iban en zapatos como si fueran sillas de ruedas.
 Me callé, y estuvo mal. Porque lo que guardamos al fondo del placard, no desaparece mágicamente. Lo no dicho siempre pugna por expresarse...en el cuerpo, en los resúmenes de nuestras tarjetas, entre líneas. Y empuja hasta que se hace palabra. 
 "Vos te angustiás y te obsesionás". ¿No nos pasa a todas? Nos obsesionamos con el verde esperanza, por la angustia de la maleza, por ese germen de deseo de hacerle "un poquitito mal", de pisar todo el pasto. Porque sí, a veces pisaría todo el pasto flúo hasta que no quede nada. ¿O hasta la uniformidad de la maleza? 
 Y hasta que descifremos cómo sembrar en lo árido, les presto mi reflexión del día: La venganza, no es quien soy...y VISA no ara la tierra, pero ayuda.
 Y eventualmente les contaré, si las palabras atenúan las tendencias...aunque estén fuera de tiempo, y lugar.


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