miércoles, 30 de julio de 2014

I don´t wanna talk, I wanna kiss and make up.

 Hace un tiempo alguien cuestionó esa necesidad de llenar todo de palabras, de darle un sentido a absolutamente cualquier hecho y sobrecargar los escenarios de significantes. Y honestamente, tiene razón. ¿Por qué tenemos que analizar todo? A veces está bueno no hablar sobre algunas cosas.
 "Estaría bueno que habláramos". Puede ser, o no. También podemos no hablar, después de todo a veces las palabras se acaban y necesitan resurgir de los hechos. 
 ¿Y si no hablamos tanto? ¿ Y si no teorizamos tanto sobre todo? Manejo más teorías que carteras últimamente. La teoría de contar números para bajar la ansiedad, la del plazo de dos meses para que "nazca" el amor, la idea de que si abre los ojos cuando te besa no te quiere, la teoría de no mezclar azul marino y negro, o la de que todas las Jennifer son fáciles. La concepción de que si leí el whatsapp y no contesté antes de los 5 minutos no me interesas; la cosmovisión ajena de que si un hombre y una mujer son amigos, indefectiblemente uno está enamorado del otro, o no se pueden enamorar. La aseveración de que lo salado no es desayuno, y lo dulce no es cena. ¿ Y si no teorizamos?
 A veces las invitaciones a hablar, sirven de excusa para no hablar. Y tras esa invitación siempre hay una fantasía de concretar hechos, y por hechos léase no solo una caricia, puede ser una cachetada. 
 No quiero hablar, y eso me dice últimamente mi actividad onírica. Bueno, eso me dice a mí; a mi psicóloga le dice otra cosa. Pero ésto último es porque ella tiene el poder freudiano de unir dos sueños y tres frases en una explicación que quiebra la lápida de mi personalidad, la cual yo creía ya cristalizada. 
 "No sé qué le diría, es una sensación poco clara que roza un par de ideas y algunos impulsos". Y entonces dejo dispararse por ósmosis esta idea a varios escenarios, porque no tengo ganas de explicarle o decirle nada a nadie. 
 ¿No sería más fácil todo así? Ahorrarnos palabras y ser seres de nuestros impulsos. Que no haga falta hablar, simplemente besar y arreglar las cosas. O no arreglar nada.
 No tener que hablar, no tener que explicarle a mi vecino que canta para el orto y nunca va a llegar al estrellato, por más Master Tune que inunde el mundo. No tener que explicarle, entrar a su depto y patear su máquina de karaoke que vibra al ritmo de "Perfume" de Britney. No tener que explicarle a alguien por qué un día caminamos, al otro nos arrastramos y al siguiente volamos.
 Pero el lunes voy a tener que contarle este sueño a mi terapeuta, y sé lo que me va devolver. Me va a ayudar a darme cuenta que las estructuras que funcionan como la mía, viven los impulsos con culpa. Y yo voy a preguntarme por qué un aparato mental tan sofisticado insiste en desfigurar deseos por la noche, que planea castigar por la mañana.
 Lo único que me gusta de los sueños, es que me muestran cosas de las que no me percaté en la vigilia. Y llevan mi atención a personajes que se escaparon de mi radar. Lo que no me gusta, es que arruinan mi sueño de belleza y no me dan soluciones. 
 ¿Resultado? Mails que confirman shipments de ropa para el verano argentino. Porque no quiero hablar, y ese es el único impulso que puedo vivir con un quantum coherente de culpa masoquista.
 La adolescencia es esa etapa nefasta para cualquier ser humano. Mucha hormona, poco estilo, demasiado llanto. Pero tiene esa magia impulsiva donde podíamos actuar, sin tanta recriminación. Besar a tres en una noche, sin que se convierta en prostitución. Desenamorarte en una semana y reinventarte en tres días. 
 En ese sentido, sería bueno ser un poco más adolescente. No perder tiempo, cuando no querés hablar y querés besar o simplemente existir en un mismo espacio físico. Ser más físico, menos mental...porque algunas cosas; son físicas, aún cuando hagan estragos en la mente cual pintura rupestre en una cueva. 
 "I don´t wanna talk, I wanna kiss and make up". Bueno, y hablar un poquito cuando hay que respirar. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...