lunes, 14 de marzo de 2016

Si sobrevivir, fue como morir.

 Los lunes se tratan de supervivencia, salvo dos excepciones. A) Estás de vacaciones, B) Es tu cumple. No estaría siendo el caso, por lo que básicamente me dediqué a transitarlo. 
 Me tocó compartir muchos silencios a la mañana con un extraño. Los silencios no son mi fuerte, así que me dediqué a hacer bastantes preguntas. Veintidós años de matrimonio, tres hijos, un perro, una casa, caminatas en la isla y un velero. 
 Le cambié café y mi cara de dormida a este desconocido, por su historia de amor. 
 "No había celular, no había internet, no había nada. Por las vueltas de la vida me tocó atender el teléfono". Hablaron por un año, cada vez más y más. No le había visto la cara, pero sabía que quería conocerla. Dejaron de hablar por un año, y un día la fue a buscar a su trabajo. Buscó un teléfono público y la llamó. "Estoy abajo, parado adelante de mi Peugeot gris". 
 Me contó que ella se quedó muda en el teléfono. Y una historia de amor, nació del silencio de un teléfono público en pleno microcentro. 
 Le di las gracias por contarme la historia, quedando como una psicótica que recolecta retazos de amor ajeno. Pero alegró mi día. Porque este extraño del amor, sin darse cuenta, me hizo dar cuenta que las ganas alcanzan para muchas cosas. 
 Porque digo; corría 1994, el chico no tenía celular, no había Facebook, no podías googlear el CUIT de la empresa y ni siquiera había research previo para saber si la mujer era linda. Si eso no es jugarse con todo a lo Cris Morena, entonces ¿qué es?
 Soy la psicótica que le dio las gracias, por el simple hecho de que ya no existe gente como él. La vida en la tecnología se trata de exceso de oferta y baja demanda; de malentendidos, de distorsiones y dilatación. Se trata de preconceptos sobre el otro y sus reacciones. Pensé que no había nada, ni siquiera las ganas, y él me demostró que hay gente especial. 
 No, no las estoy incitando a recolectar monedas y buscar un público. Entiendo que no hay más, que es imposible conseguir esa cantidad de fichas y que nadie se sabe ningún número de teléfono de memoria. 
 Pero ¿no es lindo? Saber que hay seres que viven historias reales, mientras nosotros armamos outfits en Pinterest. Él se toma una semana de vacaciones en su aniversario, mientras nosotros miramos el teléfono público. Hace el desayuno a la mañana para que ella duerma, cuando yo como una Tita mientras me maquillo. 
 Hoy mientras me peinaba pensaba en que este día no iba a ser de lo mejor. Soñé con un Rottweiler en mi departamento. Un perro que pesa más que yo y mi persona, en un inmueble que araña los dos ambientes. Dos razas con el peor timing de la historia. 
 Pasé al momento de ponerme rimmel en las pestañas y empecé a preguntarme. ¿Son cortas mis pestañas? ¿Está bien desayunar Titas? ¿Por qué sueño con perros asesinos? ¿Qué me quiere decir mi inconciente? ¿Estoy volviéndome loca? 
 No tardé mucho en entender el sueño. Hubo un "Rottweiler" en este departamento. Es difícil vivir en un espacio apretado con un animal diferente. Pero no es eso lo que aprendí de esa historia. Aprendí que las cosas no funcionan cuando ni siquiera están las ganas. 
 "Cuando me levanté pensé en los Rottweilers del mundo. Me hice una trenza y miré mi pelo. Me acordé que sobrevivir, fue como morir para mi. Sobrevivir implica dejar todo estático, como una foto en una galería. Pero el señor extraño con el que no quería pasar mi mañana, me hizo darme cuenta de que hay historias donde uno hace más que sobrevivir". 
 Sí, tuve un momento de sabiduría Jedi en plena terapia. "Lo que él (extraño) hizo, fue motivado por las ganas y el interés. A veces la conquista, vence a la neurosis". Aparentemente mi terapeuta siempre tiene que darle una vuelta a mis reflexiones.
 Me saturo de información que excede mis defensas. Me suelto el pelo y me pongo mi poncho. Paso un mechón de pelo al lado derecho de mi cabeza y agarro mi cartera. "Para mi sobrevivir, fue como morir. Este esbozo situacional me hace acordar al Rottweiler. Y hasta que llegue mi teléfono público, yo sigo en modo supervivencia". 
 Y así es como funciona la terapia. El inconciente se abre y se cierra eternamente. Avanzamos y retrocedemos, solamente nos encontramos si hay intención. Sino, no queda nada, ni siquiera las ganas. 





2 comentarios:

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...