jueves, 12 de junio de 2014

Gimme gimme gimme...a man after midnight.

 Cada cuatro años el mundo gira al compás de la espera latente de un evento que enfrenta al mundo entre sí. Inversiones millonarias en equipos compuestos por hombres que nacieron para perseguir una pelota. Estrategias, camisetas y estadios; himnos, colores y copas.
 Cuatro años, 1460 rotaciones de la Tierra sobre su propio eje y 16 vueltas del planeta alrededor del Sol. Elecciones políticas sobre locaciones, decisiones marketineras de publicidad y composiciones de canciones para el show apertura. Sorteos de grupos y sueños de victoria. Personas de 20, 30, 40 años; coleccionando y cambiando figuritas. 
 Cuatro años de hombres reunidos alrededor de sus play stations encarnando virtualmente esta competencia con la ilusión de manejar a Messi y su equipo. Picadas, cerveza, joysticks y charlas de vestuario o almuerzos sobre sus propias estrategias.
 Cuatro vacaciones, cinco invitaciones a casamientos, dos bautismos y varios cumpleaños, dieciséis cambios de temporada y dos teles nuevas. 
 Estrategia y emoción, eso es el mundial para el sexo masculino. Hombres en impecables minishorts blancos, eso es el mundial para mi. Y lo único que entiendo es que la pelota tiene que entrar en el arco contrario. Los eventos para mi se miden de manera simple: Ganamos o no ganamos. Es probablemente la única situación vital donde mis skills estratégicos dejan mucho que desear.
 Esa época de la vida donde la sexualidad del mundo roza la ambiguedad. Voy al super y veo a los hombres, con hombres. Solo les falta tomarse de la mano y rezarle a una figurita de Messi.
 Hombres de la mano, grupos masculinos compartiendo miradas cómplices de ilusión, canciones pseudo románticas a sus jugadores preferidos, sentimientos apasionados por cada jugada. ¿Por qué? Porque, nosotras, DEJAMOS DE EXISTIR. 
 Y me gusta. Llega el mundial y las mujeres pasamos a segundo plano. No hay taco, perfume o batida de pestañas que acapare la atención ajena; ellos están embelesados con el fútbol. Me gusta, porque esto une a nuestro género: En el mundial, somos todas solteras.
 Es probablemente el único evento universal donde acatamos órdenes y protocolos masculinos. Los dejamos preparar sus picadas, enojarse por alguna jugada que no logramos descifrar y dominar el control remoto. Les permitimos encender la play cinco horas seguidas post partido, para que se sientan un poco como Beckham; nos bancamos alguna puteada cuando sin querer pasamos por adelante de la tele y les preparamos fernet. 
 Cedemos territorio; porque solamente una mente astuta sabe que, para  cosechar, hay que sembrar. Y si jugamos bien nuestras cartas, este mes, nos lo pagan con 48 meses más donde somos las reinas de la escena.
 La Tierra se convierte en Ciudad Gótica, donde el mundo parece haber parado. Parece una película futurista donde solo quedan algunas mujeres en acción. 
 Me gusta, este mes somos todas solteras. Todas saben lo que es el silencio ajeno y la salida de escena ajena. Me gusta, porque hay un plus de hombres lindos en perfectos shorts blancos, transpirando por un ideal. Me gusta, porque no están atentos a si compramos un poquito de más. Me gusta, porque el mundo deja de girar universalmente, y no solo para mi.
 No tiene sentido leer el horóscopo este mes, claramente no es el momento para ninguna mujer. ¿Qué queda? Peluquería, shopping, series online. Queda leer un libro y rogar no tener ganas de hacer pis en el medio de algún partido, para evitar el bloqueo visual del televisor. 
 Y agradezcan, agradezcan que no hay una diferencia horaria abismal que haga que él se ponga despertadores masoquistas a las 3 AM para no perderse ningún partido. Porque, ¿saben qué? A las 3 AM no están los amigos, salvo que haga un pijama party. Entonces ¿a quién va a despertar para comentar alguna jugada increíble de la pulga o algún jugador hindú desconocido? A USTEDES.
 ¿Qué nos queda? Comer breadsticks y comentar lo menos posible. O, pueden usar la estrategia contraria y hacerse las interesadas por descifrar ese deporte misterioso que es el fútbol: "¿Qué es un offside?". Ah ah, muevo la cabeza negativamente ante este GRAVE error. HORAS de escuchar a hombres tratar de explicarme el offside con palabras, dibujos, representaciones mudas y ejemplos didácticos en mi idioma; me llevan a decirles que esa no es una buena opción de afianzamiento del vínculo. Sobre todo porque después las van a llamar ante CADA offside al sonido de: "¿Viste?".
 ¿Qué nos queda? Mirar y aprender. Aprender la magia de lo que hipnotiza y une a los hombres. Porque de cada situación, se puede sacar una lección. Quizás sea que simplemente hay que usar más minishorts blancos, dejarlos en offside o mostrarles una picada cuando necesitemos pedirles algo. Tal vez sea que hay que pegar una figurita de Messi al lado de fotos de cosas que queremos para nuestro cumple (Después de todo las "indirectas" ante vidrieras, nunca rinden fruto en nuestro aniversario vitalicio).
 Qué difícil. Qué difícil cuando los hombres se hacen humo. Esto pienso mientras veo los escenarios de la vida decorados de blanco y celeste: es un buen momento para ir a la peluquería y maquillarse menos, podemos manejar tranquilas y reunirnos todos los días. Pero, sobre todo pienso en qué difícil va a ser conseguir hombres este mes. "There´s not a soul out there, no one to hear my prayer". Para conseguir compañía masculina, va a haber que esperar a Julio...El mes donde: A) Van a necesitar consuelo sus almas abstemias de mundial, ó B) Van a necesitar compañía para su éxtasis. 
 Por ahora nos queda juntarnos, abrir las ventanas y mirar una ciudad de hombres latentes. "Gimme, gimme gimme, a man after midnight".

3 comentarios:

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...