domingo, 1 de junio de 2014

Gucci, Fendi, Prada.

 Cuando no sé qué sentir, veo “Sex and the City. The movie”. Lo más probable es que esta escena esté pintada con algún chaleco de piel, rodete, chocolate y vino blanco. Y es que una amiga me dijo una vez: “Después del mediodía, un vaso de vino no te hace alcohólica… aún cuando tomes sola”. Porque, enfrentémoslo, una reunión de AA es lo único que me faltaría en este momento de mi vida.
 Si no sé lo que espero, al menos puedo vestirme para ello. Y abrazando mi esencia grasa que va contra todo preconcepto ajeno sobre mí, me aferro al animal print y chocolate con maní mientras pienso.
 El frio empezó y hoy desembarqué en mi departamento con dos bolsas de tela donde tranquilamente cabrían dos cachorros de león. No se preocupen, no estoy traficando animales, adentro hice una mini selección de tapados para acompañarme en este año que promete un invierno crudo.
 Mi casa es como un partido de tetris, donde cada movimiento espacial tiene un momento y un por qué. Bajé mi segundo plumón y entonces se generó el espacio propicio para que llegaran las bolsas de tapados a mi hogar.
 En estos días donde no sé que sentir, mi terapeuta solo replica mis confusiones y el mundo es como acercar el oído a un caracol en la playa; pienso sobre lo que mencioné arriba: “cada movimiento, tiene un momento y un por qué”. ¿Es así?
 Creo que puedo pensarlo desde dos ópticas. Por un lado imita este mensaje mundial de que todo lo que pasa estaba destinado a pasar y se da por algo. Como cuando se rompe tu pulsera preferida y con el tiempo logras encariñarte con otra. Pero entonces me pregunto, ¿no sería mejor tener tu pulsera favorita Y OTRA NUEVA? Y me acuerdo del día que perdí mi álbum de stickers en tercer grado, ¿eso también pasó por algo? Porque hablamos de mucha plata de ratón Pérez y cumpleaños invertida en stickers, MUCHA.
 Desde otra óptica, puedo pensarlo con una veta menos librada al destino. Una veta que se centra más en la parte del movimiento, donde nuestras acciones son en pos de nuestros por qué. Y ¿por qué no? ¿Por qué no bajar el plumón para que entren los tapados? ¿Por qué no pensar que lo que pasa no estaba destinado a pasar y poder accionar sobre eso?
 No sé qué siento, a veces solamente tengo hilos de pensamiento en una espiral caótica en mi cabeza. Veo “Sex and the city”. Y no la veo porque me  guste el estilo de Carrie, creo que a veces peca de forward en fashion; la veo porque su historia con Big me hace pensar y, a veces, sentir.
 Admiro la convicción de esta historia, y el poder de reinvención de los personajes. No es un clisé con un desenlace lineal, porque en la vida real las historias son más bien espiraladas. Creo que detrás de tantas marcas, hay menos preconceptos de los que el espectador común parece captar. 
 Veo esta película porque siento que Carrie también sigue por inercia a veces, escondiendo e mails y abarrotando su placard. Y, en cierto punto; la entiendo, porque "a Prada dress has never broken my heart before". Pero un vestido Prada tampoco puede enmendar un corazón roto, por eso sigo viendo esta película...hasta que entienda cuál sería el próximo movimiento en este tetris o alguien me construya un vestidor como el de Bradshaw.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...