Cuando no sé qué sentir, veo “Sex and the City. The movie”.
Lo más probable es que esta escena esté pintada con algún chaleco de piel,
rodete, chocolate y vino blanco. Y es que una amiga me dijo una vez: “Después
del mediodía, un vaso de vino no te hace alcohólica… aún cuando tomes sola”. Porque,
enfrentémoslo, una reunión de AA es lo único que me faltaría en este momento de
mi vida.
Si no sé lo que espero, al menos puedo vestirme para ello. Y
abrazando mi esencia grasa que va contra todo preconcepto ajeno sobre mí, me
aferro al animal print y chocolate con maní mientras pienso.
El frio empezó y hoy desembarqué en mi departamento con dos
bolsas de tela donde tranquilamente cabrían dos cachorros de león. No se
preocupen, no estoy traficando animales, adentro hice una mini selección de
tapados para acompañarme en este año que promete un invierno crudo.
Mi casa es como un partido de tetris, donde cada movimiento
espacial tiene un momento y un por qué. Bajé mi segundo plumón y entonces se
generó el espacio propicio para que llegaran las bolsas de tapados a mi hogar.
En estos días donde no sé que sentir, mi terapeuta solo
replica mis confusiones y el mundo es como acercar el oído a un caracol en la
playa; pienso sobre lo que mencioné arriba: “cada movimiento, tiene un momento y un por qué”. ¿Es
así?
Creo que puedo pensarlo desde dos ópticas. Por un lado imita
este mensaje mundial de que todo lo que pasa estaba destinado a pasar y se da
por algo. Como cuando se rompe tu pulsera preferida y con el tiempo logras encariñarte
con otra. Pero entonces me pregunto, ¿no sería mejor tener tu pulsera favorita
Y OTRA NUEVA? Y me acuerdo del día que perdí mi álbum de stickers en tercer
grado, ¿eso también pasó por algo? Porque hablamos de mucha plata de ratón Pérez
y cumpleaños invertida en stickers, MUCHA.
Desde otra óptica, puedo pensarlo con una veta menos librada
al destino. Una veta que se centra más en la parte del movimiento, donde
nuestras acciones son en pos de nuestros por qué. Y ¿por qué no? ¿Por qué no
bajar el plumón para que entren los tapados? ¿Por qué no pensar que lo que
pasa no estaba destinado a pasar y poder accionar sobre eso?
No sé qué siento, a veces solamente tengo hilos de
pensamiento en una espiral caótica en mi cabeza. Veo “Sex and the city”. Y no
la veo porque me guste el estilo de
Carrie, creo que a veces peca de forward en fashion; la veo porque su historia
con Big me hace pensar y, a veces, sentir.
Admiro la convicción de esta historia, y el poder de
reinvención de los personajes. No es un clisé con un desenlace lineal, porque en la vida real las
historias son más bien espiraladas. Creo que detrás de tantas marcas, hay menos
preconceptos de los que el espectador común parece captar.
Veo esta película porque siento que Carrie también sigue por inercia a veces, escondiendo e mails y abarrotando su placard. Y, en cierto punto; la entiendo, porque "a Prada dress has never broken my heart before". Pero un vestido Prada tampoco puede enmendar un corazón roto, por eso sigo viendo esta película...hasta que entienda cuál sería el próximo movimiento en este tetris o alguien me construya un vestidor como el de Bradshaw.
No hay comentarios:
Publicar un comentario