miércoles, 4 de junio de 2014

Hoy te hablan mis instintos...

 Cuando pensaba que actuaba por impulso, alguien me hizo ver que no era así. No es impulso el empuje, y no es punible la necesidad de hacer algo. Alguien tendría que explicárselo a mi SuperYó que se empeña en catalogar de compulsivas y reprochables mis estrategias.
 El psicoanálisis habla de pulsión, porque aparentemente los sujetos no somos seres de instinto. Yo hablo de instinto, cuando se trata de supervivencia mental.
 Y,  mientras siento que no sé que siento, me pierdo en la ironía de la situación y esto pulula en mi cabeza: "I´m an emotional cutter".
 "Soy una cortadora emocional". Repito esa frase infinitamente hasta que, de repente-> Insight. Eso es lo que siento, siento el autoflagelo de mi propia mente que azota incesantemente mi sistema emocional.  
 ¿Por qué? Simplemente no lo sé. Y es en este punto donde tengo que ser honesta conmigo misma y admitir que NUNCA entendí el concepto de masoquismo primario de Freud hasta hoy. Y, si soy más honesta, tengo que admitir que en realidad no lo entiendo, pero soy prueba empírica de que existe.
 Entonces me animo a ir más allá y suponer que un 78.5% de las mujeres reactivamos esta especie de "masoquismo constitucional" en situaciones emocionales críticas. Y, rozando preceptos todavía más crudos, me animo a decir que este problema data del inicio de la humanidad. Hablamos de la época de los homo sapiens, los neandertals y los homo/nean/whatever/lo que sea.
 Si soy realista, tengo que conciliarme con la idea de que hablamos de un círculo. Y me pregunto si de esto hablaba Mufasa en el Rey León cuando trataba de iniciarnos en el "ciclo sin fin". Avanzamos, nos crece la melena y; de repente, una estampida de antílopes nos azota. ¿Y entonces? Se activa el instinto. 
 OK. Este es el punto en el que mis ejemplos referenciales nos desvían un poco del punto, así que voy a tratar de ser algo más clara: Estás mejor y, de repente, aparecen fantasmas del pasado. Algo así como la película "Los fantasmas de mis ex", pero sin fantasmas reales o viajes en el tiempo.
 Y somos cortadoras emocionales. Aunque sea yo sé que lo soy. Lo soy porque en el segundo estante de mi mueble de algarrobo, en un sobre con un moño de seda tengo una serie de cartas de "amor" que leo cuando llueve. Lo soy porque escucho Celine Dion, Mariah Carey y Taylor Swift; mientras como M&M´s directo del paquete a mi boca. Lo soy, porque cada una determinada cantidad de pensamientos me azota la idea de que estos encuentros fortuitos se van a dar. Lo soy, porque en un agujero negro de mi placard tengo guardadas cosas que todavía no devolví. Lo soy; porque puede, o no,  que haya escrito algunas canciones sobre ciertas situaciones. Es lo que soy.
 Pero, sobre todo, lo soy porque la tecnología nos juega en contra. Y, en función de esto, las redes sociales nos mantienen conectadas a situaciones pasadas. A veces me pregunto por qué cuesta tanto usar esa super opción que algún nerd inventó en una zona recóndita del mundo, o alguna oficina hiperventilada de Google. Esa pequeña gran opción en forma de botón que dice "Bloquear" en todas nuestras redes sociales. 
 No puedo bloquear. ¿Por qué? Emotional cutter. No se me ocurre otra explicación. Y es la clase de cortes que no dejan marcas visibles. Vienen en forma de dos bolsas de tapados y un par de pedidos de sushi, en un link de twitter y algún stalkeo de whatsapp. Y no me da verguenza, porque sé que estoy acompañada por ese 78.5% de nuestra población que sabe de lo que estoy hablando.
 Al margen del escenario, sigo preguntándome sobre el por qué del por qué. Porque esto es lo que pienso: Si soy una cortadora emocional, entonces hay algo emocional sobre lo que tengo que trabajar para así no ser cortadora. Y si trabajo sobre eso puedo descubrir dos cosas: A) Soy masoquista y medio boluda, ó B) Claramente hay cosas irresueltas canalizándose en un pote de helado Frigor. 
 El instinto viene en forma de palito bombón helado, cheetos y Google. Viene en forma de tijera emocional y pepas Carrefour, disfrazado de compulsión y necesidad insaciable. 
 Y mientras las redes sociales nos dan la ilusión de cercanía, el instinto nos demuestra que estamos lejos, más lejos que nunca. "Tan lejos de ti...te acordarás de mi"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...