Mi regla #1 cuando me desorganizo es poner cada cosa en su lugar. Las remeras manga corta separadas de las manga larga, los pañuelos por estampado y los zapatos por modelo.
Estoy tratando de poner mis ideas donde van y hacer lo que siempre hice: Ir por lo que quiero y conseguirlo. ¿O acaso no conseguí la tablet el día después de Navidad cuando los vendedores del mundo me juraban que estaban fuera de stock? ¿O acaso no conseguí mis 7 camperas de cuero y mi título de honor? ¿ No fui yo la nena de 3 años que le dio el chupete a su mayor ídolo: Carlitos Balá?.
Hay un pequeño problema: Creo que esta vez no sé bien lo que quiero, TODAVÍA. Está en algún lado entre el Jean, Nueva York, un perro y teñirme el pelo de platinado. Estoy casi segura que en estos días va a ir distanciándose de esas opciones.
Hago fuerza hacia ese momento en el que logre insight y pueda ver ciertas situaciones desde fuera. No sé si alguna vez les pasó, mirar algo propio como espectador.
Hace unos años lo experimenté por primera vez. Por supuesto lo llevé a terapia: "X, ayer miré mi placard y me costó respirar. Sentí como si no fuera mío, la falta de espacio me hizo extrañarme de ese lugar y pensé en sacar toda la ropa al jardín" (No se preocupen, no pasó).
Mi psicóloga me dijo que eso estaba bueno. Aparentemente era el camino hacia pensar que ahí había algo ajeno a mí, algo con un significado. Pero bueno, esa es otra historia.
Volviendo al insight. A veces hay que atravesar estas compulsiones que toman tiempo y cuentan historias, para poder llegar al punto donde una se separa de ahí y las lee.
Sería hipócrita decirles que estoy ahí después de mi Sábado nefasto de shopping spree. Pero espero que lo que me pasó ese día con mi placard, me pase eventualmente con otra historia.
Hoy tengo ganas de sacar mucho al jardín y poner cada cosa en su lugar. Lo malo es que también tengo ganas de mandar unos mensajes y escuchar Twiggy. Pero bueno, baby steps para este modelo ´85 de neurótica que me tocó ser.
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