viernes, 31 de mayo de 2013

No me importa quién es el malo y quién el bueno

¿Vieron cuando los bebés entran en esa etapa donde hablan su propio dialecto y las mamás le dan un sentido? Dicen cosas como "gjruuagnldrn" y la madre dice "Quiere que le pases el cuentito". Y uno asiente porque, aunque tal vez el nene no sabe qué quiere, el significado que el otro le da a eso lo termina convirtiendo justamente en ESO: Un significado. Quiere el cuentito el pibe.
Bueno así me siento. Alguien no sabe lo que quiere, y yo tengo esa necesidad de darle un significado. Pero no quiere el cuento. Si lo pongo en palabras, no sabe lo que quiere.
Me preguntan por qué tengo la necesidad de analizar esta situación. Lo necesito porque no soy Ingeniera Industrial, soy Psicóloga. Lo necesito porque para poder pararme entera, necesito entender qué pasó en este lugar.
Pasó un Acting out. Un Sujeto que apareció en escena porque no pudo poner en palabras lo que le pasa. Actuar es más fácil que pensar. Pero esos actos van dirigidos a alguien más. Si yo tengo que encarnar ese otro lado, entonces le voy a poner palabras al acto.
Vivir en automático es no poder lidiar con lo que nos pasa. Pero lo que nos pasa siempre busca formas de aparecer. Ya le puse palabras a esta aparición, de ahora en más voy a ponerle palabras a lo que me toca a mí.
Es muy difícil transitar la vida con gente que habla el dialecto de los bebés. ¿Hay alguien cerca que hable el dialecto adulto?
Empecé mi blog preguntándome por qué a los hombres les tocó la parte genial de poder pensar en "nada". Los envidio. Por un día me gustaría ser hombre y pensar en NADA.
Quiero mirar el horizonte y pensar en el sistema de audio. Pero no puedo. Veo el sistema de audio y pienso en música, después pienso en un músico, después en Reik y termino en una canción que refleja lo que me pasa.
¿Alguna de ustedes puede?¿Pueden abstraerse de todo? 
¿Por qué me obsesioné con Reik? ¿Por qué no traje mi cartera dorada? ¿Por qué no como milanesas desde el viernes? ¿Por qué duermo al lado de cuatro almohadones?
Hace unos meses el universo se complotó y por alguna extraña razón terminé en una sesión de meditación con un maestro de yoga chileno (I know, super weird). Era como Gandalf el Blanco y lo primero que pensé fue: "Pensá algo triste para no reírte porque esta gente se lo toma en serio. Aparte es la ocasión ideal para tu nuevo Jumpsuit deportivo". 
Cuando Gandalf habló, me olvidé de mi jumpsuit. Dijo algo así como que era momento de dejar ir todo, de concentrarse en lo que a uno le pasa en ese momento y no disipar la energía pensando en todos esos lugares y momentos ajenos. Supuestamente si uno se aferra a algo, se pierde a uno mismo.
El mago Blanco me dio esperanza. Y a la esperanza le siguió desesperanza. Porque soy obsesiva; las utopías son para estos hechiceros de la meditación. Yo energizo mi pensamiento y pienso en círculos. Yo me aferro como si este fuera el ULTIMO JEAN DE JAZMIN CHEBAR EN EL MUNDO.
Sea como sea algo está pasando. No me levanto sabiendo lo que voy a cenar, no limpio sin control, no sé qué me voy a poner mañana a la noche y mucho menos sé qué va a ser de esta historia.
¿Gandalf no querrá ser mi nuevo terapeuta? Si lee este blog, lo dudo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Jaque al Rey...

            Hace tiempo empecé a experimentar una sensación. De esas que nacen del medio del esternón y te contraen como si fueras a echar...